El aire sopla en contra de los aficionados al parapente fruto de las rencillas entre empresas que ofrecen estos servicios y que se ha agravado porque una de ellas compró -y valló- una parcela en la Colina del Cuervo, en La Providencia, que era utilizada como zona de despegue y aterrizaje. Acusaciones de este a oeste sobre presuntas irregularidades entre unos y otros que ponen en solfa la seguridad de esta modalidad deportiva.

Jesús Pascual, el propietario de la parcela que ha motivado los últimos enfrentamientos, percibe un peligro para Asturias, región con los mejores enclavez costeros del norte de España, para la práctica del parapente como reclamo turístico. Pese a acercarse el buen tiempo, cada vez se ven menos parapentes en la colina en liza. "Sólo quiero que la gente que venga vea seguridad y así se lo pase bien y lo recomiende. Así vendrían más practicantes", opina.

No obstante, Pascual no renuncia a plantar cara por defender su visión y la legalidad de su compra. "No he hecho nada que no hiciesen quienes me critican tres años antes", apunta. Estas cuitas, continuas en la Colina del Cuervo entre parapentistas de diferentes empresas, motivó la compra del terreno por parte de Jesús Pascual. Se trata de un espacio con forma de media luna de unos 170 metros cuadrados, anexa a la senda costera de Gijón a La Ñora, la parcela 119. "Ellos tenían unos terrenos en los que no dejaban entrar a nadie. Tanto me entorpecieron que busqué una parcela disponible, la compré, la limpié, y acondicioné el terreno".

El vallado motivó el enfado de las otras empresas del sector. Según Pascual, él siguió los pasos marcados desde el Ayuntamiento de Gijón. "Estoy en la obligación de vallar la parcela y para ello fui al Ayuntamiento. Llegó un técnico municipal y me dijo cómo tenía que hacerlo, a dos metros del camino. Tengo la solicitud y la licencia y todo es correcto", se defiende. Hasta la colina se desplazaron agentes de la policía local para comprobar la legalidad de su acción. "Vieron los papeles y dijeron que todo estaba correcto. Eso no lo cuentan las otras empresas", reprocha a su competencia.

Pero en el conflicto hay más posturas. Por ejemplo, Jorge Iglesias y Jesús Prada sostienen que la actitud de Pascual es "una barbaridad, detrás de la cual sólo hay un intento por hacer daño". Es más, dudan de la legalidad del vallado de la parcela. "En la documentación del catastro esa zona de despegue aparece incluida en la senda, y bien diferenciada de la finca que se vendió", advierten. "Hay más praos y más sitios. Sólo hay que poner lógica al problema", apunta el gerente de una de las empresas del sector.

Pero el problema viene de lejos y no se vislumbra final si nadie media al respecto entre intereses colidantes de las empresas en la zona. "Son ellos los que no dejan entrar a los demás desde hace tiempo y por eso tengo la confrontación", avanza Pascual. "Hace tiempo me denunciaron por poner un cartel anunciador. Lo que hicieron fue una zorrería porque ellos ese día no pusieron el suyo y así fue que llegaron unos municipales", sostiene. A raíz de ese hecho Jesús Pascual comenzó a buscar una alternativa para continuar con sus prácticas que, según el dueño de la parcela, no está cerrada para nadie.

"Cobro 40 euros pero no a todo el mundo. Sólo a los socios de tres clubes porque son competencia directa. Pero les hago recibo. El resto de la gente me da el dinero que quiere; sólo se lo exijo a los dueños de estos tres clubes", explica. El motivo que aporta Pascual para cobrar por el uso de la parcela es sufragar los gastos que conlleva su cuidado. No obstante, defiende que de los trece clubes o empresas que ofertan en Asturias parapente sólo le cobra a tres.