El usuario tipo del Albergue Covadonga, según los datos de su última estadística, es un hombre de entre los 35 y los 60 años sin apoyos familiares, solteros y con estudios primarios. Los responsables de la memoria de la Fundación resaltan, no obstante, que seis de cada cien personas "que utilizan el Albergue para subsistir" tienen estudios superiores o universitarios.

Desde la institución benéfica mantienen que la mayor parte de los usuarios que en alguna ocasión disfrutaron de un empleo fue en un puesto sin calificación. De entre los extranjeros el grupo mayoritario lo componen los usuarios que provienen de uno de los países que conforman la Unión Europea. De los extracomunitarios la mayoría -55-, son africanos.

"Nuestro perfil habla de personas con una vida desestructurada, con escasos o nulos medios económicos, que no han tenido muchas oportunidades de formarse intelectual y laboralmente, o bien que aunque las hayan tenido, sus condiciones físicas o mentales no les han permitido mantener una vida autónoma. No tienen lazos afectivos estables, en la mayoría de los casos han dejado atrás familias con la que mantienen escasas o nulas relaciones, son personas introvertidas, con dificultades para relacionarse y para salir de una situación que les supera y se alarga en el tiempo, llegando en ocasiones a cronificarse por el empeoramiento del estado de salud, el abandono personal, la falta de oportunidades laborales y recursos y ayudas sociales", valoran en su memoria anual los portavoces del Albergue.

Desde la Fundación aseguran que cada vez son más frecuentes las estancias cortas de usuarios que acaban repitiendo visita. "En un futuro será la tónica predominante por haber pasado a ser este un servicio de primer nivel de atención y por ser una de las puertas de entrada a la Red de Inclusión Activa de Gijón", explican.