Ha pasado año y medio, pero aún no pueden olvidar lo que ocurrió a pocos metros de su casa aquel 21 de septiembre de 2014. Dos vecinos de Nuevo Roces que fueron testigos del asesinato de Andrés Avelino V. G. -el gijonés que falleció apuñalado en su casa-, recordaron ayer lo sucedido ante el jurado popular que desde el pasado lunes juzga al presunto homicida: un vecino de La Calzada que hace frente a una condena de hasta 30 años de cárcel. "Estuve tres meses sin dormir. No pensé que hoy tuviera que volver a revivir todo esto", relató el vecino de la víctima.

Este gijonés fue, precisamente, el que dio la voz de alarma. Llamó al 112 poco después de que el asesino le asestara más de 20 puñaladas a su víctima para evitar pagarle una deuda de 7.000 euros por un alijo de heroína que el reo debía vender y que finalmente utilizó para consumo propio -según la Fiscalía-. "Escuché que alguien pedía socorro y gritaba 'yo qué te he hecho', eran gritos angustiosos, luego un golpe y nada más", relató el testigo. El gijonés no pudo verle la cara al asesino pero si le vio de espaldas saliendo del edificio. "Tenía las manos llenas de sangre y llevaba una mochila", afirmó. El testigo y su novia llamaron a la Policía. Los agentes no se personaron en la zona hasta el día siguiente.

"Llamamos a los Bomberos, nos subieron con la escalera hasta la ventana y vimos que había un cadáver", contó ante el jurado uno de los primeros funcionarios de la Comisaría que acudieron a la vivienda de Nuevo Roces. La inspección ocular permitió a los agentes encontrar huellas del acusado del crimen en la fregona con la que el reo había intentado limpiar la casa tras el apuñalamiento mortal.

El imputado reconoció el primer día los hechos ante el tribunal. "Lo apuñalé y lo maté para defenderme", aseguró. Su abogado pide su libre absolución y que el tribunal tenga en cuenta que actuó en legítima defensa durante una pelea y bajo los efectos de las drogas.