El corte de tráfico que el Ayuntamiento planea para la calle Roncal como primera de una serie de medidas de movilidad en algunos barrios de la ciudad ha puesto en pie de alerta a los vecinos y es visto con recelo por los profesionales del transporte, de mercancías y personas, a los que afectaría esta decisión.

Los vecinos lo tienen claro: cerrar al tráfico la calle Roncal sería "un caos total, se montaría la de coyer", indicaba ayer de forma muy gráfica el presidente de la asociación de vecinos Severo Ochoa de Pumarín, Esteban Calleja. "Es una calle de las principales de la zona, que da salida y entrada a otras muchas calles", reflexiona el representante vecinal, molesto además por el hecho de que el gobierno municipal "diseñe este tipo de medidas sin tener en cuenta a los vecinos".

Calleja denuncia que "nadie nos ha comentado nada", pero a falta de más detalles sobre la reordenación prevista en la zona, lo que tienen claro en la asociación es que hacer peatonal la calle Roncal "sería un desastre absoluto". Porque, como indica el líder vecinal, "es una vía por la que se distribuye mucho tráfico, además de dar acceso desde la avenida de Gaspar García Laviana también desembocan en ella las calles Valencia, Baleares, Soria...". Con todo ello "cerrar el tráfico aquí sería un error muy grande", sostiene, porque "se generaría un tapón enorme de tráfico y un caos circulatorio que a ver cómo se resuelve".

Florencio Martín, presidente de la Asociación de Vecinos de Laviada, se muestra por su parte prudente con el planteamiento de crear una "supermanzana" en el barrio, con circulación y aparcamiento restringidos. "En todas las ciudades modernas se están llevando a cabo medidas en este sentido", razona.