La cúpula de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN o NATO, por sus siglas en inglés) volverá a tener representación española de la mano del diplomático gijonés Alejandro Enrique Alvargonzález San Martín, desde 2012 secretario general de Política de Defensa en el Ministerio que dirige Pedro Morenés. Tras haber ocupado destinos por medio mundo y ser uno de los hombres de confianza de Morenés, Alvargonzález se enfrenta al reto de desempeñar el cargo de secretario general adjunto para Asuntos Políticos y de Seguridad, equivalente al "número tres" de la Alianza Atlántica.

Alvargonzález, tan gijonés como "motero", o viceversa, nacido en Vigo en 1959 por razones laborales de su padre, que era jurídico de la Armada, cambiará Madrid por Bruselas, donde se encuentra el cuartel general de la Alianza, recientemente renovado, con el noruego Jens Stoltenberg al frente.

Fue precisamente Stoltenberg quien comunicó ayer de manera oficial al ministro de Defensa el próximo nombramiento del asturiano, cuyo hermano Fernando es el actual embajador español ante el Consejo de Europa, también en Bruselas. Alvargonzález, que ha participado en alguno de los encuentros anuales de embajadores asturianos organizados por LA NUEVA ESPAÑA, es un diplomático de vocación, apasionado por su trabajo. Se licenció en Ciencias Políticas y Sociología en las especialidades de Estudios Internacionales y Estudios Iberoamericanos por la Complutense de Madrid e ingresó por oposición en el cuerpo diplomático en 1986.

Alejandro Alvargonzález llegará a la OTAN en septiembre, en un momento crucial, justo cuando la estructura civil de la organización experimentará notables cambios, que se anunciarán en la cumbre aliada de Varsovia (Polonia), prevista para los días 8 y 9 de julio.

España carece de representación en la cúpula de la Alianza desde que en 2001 el general Juan Martínez Esparza fue nombrado secretario general adjunto de Infraestructura. Javier Solana, hasta ahora el español mejor posicionado en la Alianza, fue secretario general entre 1995 y 1999.

Alvargonzález, que se encargará de las relaciones de la OTAN con terceros países no pertenecientes al Tratado, como Rusia, está casado con Natividad Largo, y es padre de dos hijos, Alejandro y Beatriz, que precisamente reside en Bruselas.

Ha sido distinguido con la Orden de Isabel la Católica y con la Orden del Mérito Civil. Es el sexto de ocho hermanos y uno de los recuerdos más felices de su vida fue el regreso a Gijón a los 5 años, para estudiar en el colegio de los Jesuitas. Aún conserva los amigos de aquella época, a los que procura ver cuando visita Gijón, habitualmente en verano. En su pandilla "motera" adolescente estaba monseñor Kike Figaredo, otro ilustre gijonés dedicado al servicio a los demás, como Alvargonzález, aunque desde la esfera religiosa. Siempre quiso ser diplomático y a ello encaminó sus esfuerzos. No es casual que en su licenciatura figure la especialidad de Estudios Iberoamericanos. Cuando se marchó a Honduras, podía haber elegido un destino europeo, pero pudo más su gran interés por los asuntos iberoamericanos. En Tegucigalpa, España dio entonces asilo a perseguidos políticos. Él mismo refugió en su casa a alguno.

El embajador de los EE UU sugirió al Gobierno hondureño que le declarase "persona non grata". La sangre no llegó al río. En La Habana aterrizó en 1994 y allí vivió aquellos delicados y tensos momentos de las relaciones entre España y Cuba.

Más de una vez ha confesado que aquél fue uno de sus destinos más queridos, quizá también por sus reminiscencias familiares en la isla. Además, ha estado en legaciones españolas tan variadas como las de Egipto, Suiza, Shanghái e Italia, donde ha sido cónsul general de España en Nápoles, cargo que ahora desempeña el ovetense Miguel Fuertes, y además de subdirector general en la Dirección General de Política Exterior para Asia, Pacífico y América del Norte.

Hasta noviembre de 2008 desempeñó la tarea de consejero técnico en Introductor de Embajadores, cargo que abandonó para ocupar su puesto de embajador de España en Bosnia-Herzegovina. Ahora el Atlántico vuelve a cruzarse en su camino.