Los Vigil-Escalera vuelven a dar la vuelta al mundo para retornar al origen. Alrededor de unos cien descendientes del prolífico sierense del siglo XIX Ramón Felipe Vigil-Escalera, quien se casó tres veces y tuvo 32 hijos, viajaron desde todas partes del globo para juntarse ayer en la segunda reunión a gran escala Vigil-Escalera, celebrada en la parroquia de Somió.

Las nubes se hicieron a un lado y un sol más brillante que nunca se coronó en el cielo para dar la bienvenida a los integrantes del clan familiar, que disfrutaron de un día muy completo en tierras gijonesas. El evento, planeado con mimo, tenía una misión muy concreta: permitir a los asistentes conocerse y reconocerse en los rostros de aquellos con los que comparten algo tan sustancial como lo es la sangre.

La celebración comenzó a eso de las doce de la mañana, cuando parte de los asistentes se reunieron en la Iglesia de San Julián, en Somió, donde se celebraba la misa de Acción de Gracias. Posteriormente, se dirigieron al Palacio de la Concepción, también en Somió, donde degustaron una típica espicha asturiana. Durante toda la tarde disfrutaron de las charlas, risas y un animado ambiente musical.

Los descendientes Vigil-Escalera están repartidos por todo el globo, desde México o Venezuela hasta Estados Unidos, pasando por la mayor parte de las regiones españolas, con una gran variedad de asturianos: Gijón, Oviedo, Noreña... Además, muchos de los familiares hacía al menos cinco años que no se veían, desde la primera reunión Vigil-Escalera a gran escala, celebrada en 2011, también en Asturias.

Pero las caras nuevas no eran casos aislados; fueron varios los que se habían quedado con ganas de asistir a la primera reunión, y no dudaron en aprovechar la oportunidad de participar en esta. "Por desgracia, no han podido asistir todos", lamenta Carmela Villa Vigil-Escalera, una de las organizadoras de la velada, pero eso no impidió lograr el objetivo de la fiesta, que es el de "conocernos y disfrutarnos; disfrutar de este gran clan familiar y mantener estos contactos para el resto de nuestras vidas", asegura.

Muchos fueron los que se encargaron de que todo estuviera en su sitio para que no hubiera contratiempos durante la fiesta. Aunque ponerse en contacto con tantas personas no es fácil, la organizadora cuenta que "tener la base de datos de la anterior reunión facilitó las cosas, además, a partir de ella se empezó a comentar y a salir en la prensa, y ya se sabe lo importante que es el boca a boca".

También afirma que intentarán reunirse en un futuro cercano. "Somos muchos y vivimos muy lejos unos de otros, organizar algo así lleva tiempo, pero claro que queremos seguir reuniéndonos", dice. El esfuerzo siempre merece la pena cuando se habla de familia.

Al final de la tarde, los asistentes a la reunión familiar se despidieron y tomaron rumbo a sus respectivas casas, dejando un sabor a "hasta pronto" deshaciéndose en la boca.