El magistrado titular del Juzgado de lo penal número 1 de Gijón condenó ayer a tres años de cárcel a cada uno de los dos acusados de una agresión homófoba que tuvo lugar en mayo de 2015 en un bar de copas situado en la calle Rodríguez San Pedro. El juez impone además a los procesados el pago de una indemnización de 18.565,48 euros en una sentencia en la que reconoce que al denunciante le rompieron la mandíbula por manifestar públicamente su condición sexual.

"No existiendo ningún incidente previo, ni provocación alguna por el agredido, la consecuencia lógica que se infiere es que la agresión vino motivada por su previa manifestación de ser homosexual", afirma el magistrado. Los dos condenados -Alejandro Alonso y Jesús Jiménez- le propinaron varios puñetazos en la cara al herido en el interior de un establecimiento de hostelería poco después de conocerle. Los golpes le provocaron al denunciante numerosas lesiones. "Sufre secuelas importantes, no puede masticar bien y tiene que tener cuidado al bostezar porque le puede quedar la boca bloqueada", explicó durante el juicio un médico forense. El chico tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica con anestesia general como consecuencia de los golpes y tardó más de 100 días en curar, ocho de los cuáles tuvo que permanecer ingresado en el Hospital de Cabueñes.

La agresión quedó grabada en las cámaras de seguridad del establecimiento hostelero. Los jóvenes intentaron durante el juicio justificar su actuación con argumentos que ahora rechaza el magistrado. "Coincidimos fuera de un bar. No le conocía de nada pero ahí ya noté las miradas. Cuando fuimos al baño me tocó el culo, intentó ligar conmigo y le agredí. Reaccioné mal pero no soy homófobo, pido perdón", aseguró uno de los imputados intentado excusar la agresión alegando un "acoso" que niega el juez.

La víctima y los agresores se habían conocido en la calle, en donde habían coincidido en dos grupos de jóvenes. "Iba con una amiga, nos preguntaron si éramos novios y yo dije que no, que ella llevaba 15 años con su novio y que yo era maricón", relató el gijonés ante el juez haciendo hincapié en las secuelas psicológicas que sufrió tras el ataque. "Yo nunca tuve ningún problema por mi orientación sexual y me tengo que encontrar con líos a los 30 años pero ahora quiero dar la cara porque creo que debo hacerlo para luchar por la igualdad. Desde que me agredieron no me atrevo ni a darle un beso a un chico por la calle", explicó.

El juez considera a los acusados autores de un delito de lesiones con el agravante de haberlo hecho "por razón de la orientación sexual del agredido". El magistrado enfatiza, de hecho, que la Policía Nacional había indicado la homofobia como causa del ataque.

Ambos acusados contaban con antecedentes penales. Los agentes de la Comisaría de El Natahoyo encargados de su arresto llegaron a definir a los procesados como dos jóvenes "muy peligrosos". Los detenidos habían protagonizado otras trifulcas en establecimientos de hostelería. Uno de ellos, de hecho, se encuentra ya en la prisión de Villabona.

La sentencia que ayer hizo pública el juzgado de lo penal número 1 de Gijón es una de las primeras de tribunales asturianos en las que los jueces reconocen que se ha dado un caso de homofobia y se aplica el correspondiente agravante. Las federaciones del colectivo LGTB de toda España llevan meses alertando del continuo aumento de este tipo de agresiones en todo el país.