Quedarse sin batería en un día de asueto, de uso compulsivo del teléfono móvil, o bien en la playa o en una terraza departiendo con los amigos, ya no es un problema. Al menos si estás en un establecimiento con máquina expendedora de batería. Y en Gijón hay cuatro en la actualidad.

Se llaman "Iolebox" y su tecnología se ha desarrollado por una empresa asturiana. Además sirve de gestor de la red wifi del local facilitando claves de acceso por tiempo limitado a los clientes, igual que las claves que proporcionan en los hoteles. "Es un producto muy novedoso que no debería faltar en los negocios de calidad", considera Luis Emilio Rodriguez, responsable de personal de la empresa "Olevending".

La máquina funciona con monedas, desde de diez céntimos a la moneda de un euro, y no da cambio. Por 50 céntimos el dispositivo se cargará durante media hora, en caso de insertar un euro la carga durará una hora. La máquina está confeccionada con cajetines a modo de pequeñas taquillas que tras insertar el dinero se deben seleccionar, correspondiendo la selección con el tipo de teléfono móvil del cliente. Tres cajetines son para dispositivos Android y otros tantos para Apple. Luego es necesario introducir un código pin, personal e intransferible, que debe constar de entre cuatro y seis dígitos no consecutivos (para dotarlo de mayor seguridad) que una vez marcados manualmente hay que confirmar una vez más. Al abrirse la taquilla hay varias terminaciones USB que se ajustan a la totalidad de los modelos de su sistema operativo. Por último se cierra la taquilla y comienza el tiempo de carga.

El usuario puede retirar su teléfono en cualquier momento, incluso antes de concluir el tiempo de carga seleccionado, y siempre con el pin que previamente había creado. Un problema que se ha dado en ocasiones es si durante el rato de espera el titular emplea el tiempo en brindar con los amigos. "Ya nos ha pasado varias veces de usuarios que se olvidan del pin que han puesto a la taquilla y nosotros no podemos hacer nada para abrírsela porque no tenemos forma de sacar el terminar, solo el distribuidor tiene esa opción", señala Andrés Sierra, encargado de la Buena Vida. "Muchos tienen que volver al día siguiente a por el teléfono", asegura. Pero no es el único motivo.

"¿Quiénes somos nosotros para coger el móvil de nadie con la cantidad de datos personales que guarda ahí", apunta Jorge Costales, propietario de Casa Ferino, en la carretera La Carbonera, sobre qué motivos incidieron en su negocio para adquirir este servicio hace unos dos meses. "Fue por evitar la picaresca, también, de algunos clientes. Imagínate que te dicen que te dieron el móvil perfecto y se lo devuelves con una rallón o una muesca", advierte como precaución ante sucesos que llegaron a sus oídos provenientes de otros bares. En cambio, en la sidrería "El sobigañu" de El Llano optaron "por comodidad" sumarse a esta novedosa máquina expendedora. "Es una responsabilidad para nosotros si nos piden que les carguemos el móvil detrás de la barra. ¿Y si se lo mancho con algo? ¿Y si te despistas llega alguien y lo coge? ¿Y si se lo das a otra persona?", interpela Laura Alonso propietaria consorte del chigre.

¿Cómo saber qué establecimientos disponen de este artilugio? Existe una aplicación móvil, con el mismo nombre que la máquina, que incluye un mapa con los locales concretos señalados donde viene toda su información de contacto. Además permite prevenir la falta de batería seleccionando la opción de alarma si tu dispositivo cuenta con menos de un tanto por ciento de batería a elegir.

La excusa de "se me ha apagado el móvil" para no contestar llamadas tediosas tendrá que reinventarse. Como los bares.