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En busca de los sonidos confortables

El profesor Suárez Quirós y el artista Juanjo Palacios presentan el proyecto para redefinir el mapa sonoro de las ciudades, con su primera prueba en La Calzada

Juanjo Palacios, a la izquierda, y Javier Suárez Quirós, ayer, en el festival Arcu Atlánticu. ÁNGEL GONZÁLEZ

Las ciudades con más de 250.000 habitantes están obligadas por ley a confeccionar lo que se llama "mapas de ruido". Gijón, por ejemplo, lo hace. Pero los resultados de esos planos con los que se pretende atestiguar la situación acústica de nuestras urbes no son del todo satisfactorios. Esa es, al menos, la opinión de Javier Suárez Quirós, profesor de la Universidad de Oviedo, y de Juanjo Palacios, artista y fonografista al que se conoce por su trabajo para conservar y difunfir el patrimonio sonoro de Asturias. Ambos están detrás del proyecto de investigación "Holistic City Soundscapes", con el que tratan de "redefinir el papel que lo sonoro posee en nuestras ciudades y promover una actualización de las políticas empleadas en la configuración del espacio urbano". Ambos presentaron ayer esta novedosa propuesta, que ha tenido un primer trabajo de campo en el barrio de La Calzada, en la carpa "Arte y territorio" del festival Arcu Atlánticu.

"Es un proyecto complejo y bonito", afirmó Palacios. Éste parte del concepto de "paisaje sonoro" que definió en los años sesenta un equipo encabezado por R. Murray Shafer. "Los ciudadanos deben fijarse más en lo que está sonando; el mundo suena y es una maravilla", dijo el artista, que dio la alarma por la velocidad con la que los paisajes sonoros que describió como de "alta fidelidad" (sonidos fáciles de definir, más o menos armoniosos) se convierten en otros de "baja fidelidad" (agregaciones de sonidos).

Para Palacios, "hay que hacer más confortables los paisajes sonoros de los entornos urbanos", algo que tiene poco que ver con la manera en la que se confeccionan, a partir del único criterio de la intensidad acústica (decibelios), esos obligados "mapas del ruido". A su juicio, es necesaria una "metodología" que ofreza resultados más exactos al contemplar otros elementos de la complejidad de las estructuras sonoras urbanas. Ahí, el proyecto "Holistic City Soundscapes" del grupo 13G de la Universidad de Oviedo es pionero.

"La Unión Europea ya ha dicho que medimos de manera incompleta e inexacta el ruido", hizo resaltar Suárez Quirós. Y añadió: "Este proyecto quiere aportar un método". Y más: "Hacer visibles cosas que quedan en el olvido". En resumen: "Son nuevos métodos para que en los planes generales de ordenación aparezca lo sonoro".

Para este profesor hay algunas evidencias: la realidad sonora es demasiado compleja como para evaluarla a partir tan sólo del criterio de la intensidad y, según manifestó, "nos hemos ido cargando los paisajes de alta fidelidad". Suárez Quirós ve el sonido como un "recurso" gestionable y no como un "residuo" (se habla de contaminación acústica). "Esos mapas de ruidos se hacen sin contar con la gente y lo que nosotros queremos, por contra, es ponerla en el centro", subrayó.

Con "Holistic City Soundscapes" proponen, por tanto, una nueva cartografía de los sonidos en la que son las personas las que están en el centro de ese mapa. "Es un método o sistemática para que los ciudadanos participen y tomen conciencia", precisó Suárez Quirós. El profesor describió algunos de los pasos de esa novedosa metodología para hacer más "confortables" los sonidos, según la expresión de Palacios. Son planetamientos con los que desarrollaron el citado trabajo en La Calzada: aprender a escuchar; definir las zonas de análisis; nuevos criterios para clasificar el suelo por el uso sonoro que se hace del mismo; tomar registros de los sonidos de forma adecuada y preguntar a la gente.

Una propuesta con la que Palacios y Suárez Quirós están convencidos de que se detectarán mejor las zonas urbanas de mejor confort sonoro.

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