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PEDRO BELDERRAIN BELDERRAIN | MISIONERO CLARETIANO, RECIÉN ELEGIDO SUPERIOR MAYOR DE LA PROVINCIA DE SANTIAGO

Un superior con casa en el Codema

La teología y la sociología ganaron para la causa de la Iglesia a un asturiano hijo y nieto de prestigiosos ingenieros industriales de Duro Felguera

Un superior con casa en el Codema

"Me encantaría estar ahí en Semana Grande. Muchos años no he podido y éste tampoco. Pero uno tiene la cabeza y el corazón mirando de cerca a la ciudad, a las fiestas... Entiendo que Gijón le pueda cansar a los que viven todo el año, pero a los que no podemos estar habitualmente no nos cansa, volvemos siempre con enorme agrado".

Como el mismo Pedro Belderrain Belderrain explicaba esta misma semana a LA NUEVA ESPAÑA, a este religioso claretiano nacido en La Felguera (1964), criado en el barrio gijonés de La Arena y cultivado en el colegio del Codema, sus amigos y muchos conocidos no le están viendo este mes de agosto pasear su gran figura en bañador por la orilla de la playa de San Lorenzo en actitud, siempre, reflexiva.

Esas saludables caminatas y el disfrute de la Semana Grande en la ciudad a la que llegó con apenas cuatro años, las ha tenido que posponer para cumplir con el III Capítulo Provincial de los claretianos de la provincia de Santiago. De la sustancial cita que cada seis años convocan los claretianos de la mayor provincia que tiene la congregación en el mundo (incluye nueve comunidades españolas, entre ellas la de Asturias, y algunas otras en el extranjero) han vuelto a salir profundas reflexiones sobre el presente y futuro del trabajo de la congregación y también lo que nos ocupa: la designación de este asturiano con marcadas raíces vascas como superior provincial.

Bajo la inteligente mirada y sutil dirección de Pedro Belderrain quedan ahora más de una treintena de comunidades, incluidos colegios, colegios mayores, parroquias, varias revistas, servicios a las diócesis, misiones de emigrantes, obras sociales... en las que están integrados casi 260 misioneros claretianos.

Elegido el pasado día 5 como superior, a Pedro Belderrain el nombramiento casi le llega como regalo de cumpleaños, ya que es un langreano nacido el 6 de agosto, fecha que él asocia más que con su nacimiento con la muerte del papa Pablo VI, un pontífice beatificado al que se siente unido y del que destaca su grandeza como el hombre que abrió muchas brechas y rompió muros dentro de la institución, con el diálogo siempre por bandera.

Una línea de trabajo que va muy en sintonía con la forma de ser y hacer de Belderrain, al que los compañeros describen como "sencillo, cordial, cercano en lo personal, dialogante casi en exceso, conciliador, servicial y reflexivo". Un hombre de ideas claras, con gran capacidad de trabajo, que seguro que marcará la senda de los claretianos de la provincia de Santiago sin imposiciones, haciendo a sus compañeros transitar por los caminos que más le interesen -como la sensibilidad por los temas sociales o el diálogo religioso con las sociedades modernas-, sin darse protagonismo.

La enorme memoria para las fechas de Pedro Belderrain queda patente a las primeras de cambio. Recuerda que fue un 1 de septiembre de 1969 cuando entró por primera vez en el Colegio Corazón de María de Gijón y tiene la sensación de que nunca se ha ido. Dice que el Codema fue y es, casi, su segunda casa y en su entorno, con permiso de su madre, lo suscriben. Alumno brillante, de matrícula de honor, sus allegados creen que con su enorme inteligencia podría haber sido lo que quisiera. Pero acabó el COU y lo que quiso fue pedirle a los claretianos que le admitieran en su congregación. Tenía entonces 18 años recién cumplidos, era el año del Mundial de fútbol 82, el de "Naranjito", y cuando Belderrain, pensaba que le podían mandar a cualquier lugar del mundo para experimentar lo que era la vida de la comunidad, resultó que le enviaron a Contrueces, donde ese año se hacía el noviciado.

Profesó por vez primera el 8 de septiembre de 1983, y es posible que de entonces, o igual de siempre, le ha quedado una devoción por la Santina que obliga a una visita casi en cada oportunidad que tiene Belderrain de acercarse a Asturias. La profesión perpetua la hizo en 1988 y fue ordenado sacerdote en 1990, cumplidos sus estudios de Teología (Dogmática) en Salamanca, como piden los claretianos. También entonces el destino, que él pensaba que podía llevarle a cualquier lugar del mundo, le devolvió a Gijón, para hacerse cargo de la pastoral juvenil en la parroquia del Corazón de María (1990-93) y de algunas clases en el colegio.

Hace ya más de 20 años que los claretianos optaron por aprovechar la inteligencia, claridad de ideas y el enorme interés de Pedro Belderrain por profundizar en el diálogo entre la sociedad actual y la experiencia religiosa -por eso se licenció en Sociología-, llevándolo a otros cometidos de formación, comunicación y gobierno provincial. Enseñó en el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid y de la Escuela Regina Apostolorum, e impartió clases de capacitación de los profesores de religión católica organizados por la Universidad Pontificia, y durante años compaginó la actividad docente con conferencias y cursillos por toda España. En los últimos diez años, además, formaba parte del equipo de gobierno de la provincia de Santiago de la que ahora asume la dirección.

Pero lo cierto es que la vocación de servicio como misionero de la Iglesia católica que se manifestó en Pedro Belderrain siendo adolescente es posible que le quitara a Asturias un prestigioso ingeniero industrial como lo fueron su padre y su abuelo. O un fabuloso periodista como su tío, Javier Belderrain.

Nieto de Rafael Belderrain Oteiza, un vasco que se asentó en Langreo y llegó a ser subdirector de las fábricas de Duro Felguera -una calle en el municipio le recuerda-, Pedro es el primogénito de Rafael Belderrain Fernández -ya fallecido- y María Ángeles Belderrain Salinas. Su padre trabajó en Duro-Felguera, Uninsa, Ensidesa -hasta prejubilarse en Corporación Siderúrgica Industrial-, con importantes cometidos en las citadas empresas. Además fue Belderrain Fernández vicepresidente de la delegación provincial del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Asturias y León, y un destacado impulsor de la Escuela Superior de Ingenieros Industriales y del campus técnico de Gijón. A lo que hay que sumar el recuerdo que dejó como un hombre volcado en dar valor y realce a todo lo relacionado con el patrimonio industrial de la región, colaborador en la comisión científica que lanzó el Museo de la Siderurgia de Langreo, y con acusada vocación de servicio que también ejerció de impulsor de Protección Civil en Asturias. Aún hay muchos ingenieros que le tienen como un "maestro".

Pero si el acero no le tiró lo suficiente al primogénito, sí lo hizo y lo hace el periodismo, la profesión que habría elegido -o eso dice- de no ponerse por delante la vocación misionera. Ya su padre era un gran comunicador en foros profesionales, y más lo fue su tío Javier -fallecido-, uno de los fundadores del primer diario económico de España, "Cinco Días", colaborador de muchos medios de comunicación y empresas económicas y hasta asesor del Ministerio de Hacienda durante el gobierno de Suárez, siendo ministro Juan Miguel Villar Mir.La vena periodística la ha venido cultivando Pedro en diversas revistas nacionales y extranjeras orientadas a la vida consagrada, y la mitiga haciendo acopio cada domingo de cuantos periódicos puede: nacionales, asturianos, vascos, económicos, generalistas.... Y todos los recorta, y selecciona textos para la lectura reposada, llegando a un acúmulo que roza en síndrome. Lo digital aún no es su fuerte.

Futbolero -del Sporting y del Athletic, así que a ver cómo se las arregla el domingo para elegir portería-, sidrero, cultivador de amigos y muy familiar, Pedro Belderrain aún se acuerda que fue en el Codema donde le cogió gusto a la montaña. Hasta el punto de que afirma que sus andanzas por el monte con amigos y tutores como Emilio Martínez "el Boti" "es de las experiencias más importantes para mí, de las cosas que me han construido más como persona". La libertad y el respeto inmenso para que tomara sus propias decisiones -que asegura que le inculcaron en su casa, con unos padres "profundamente cristianos", y en el colegio con los padres claretianos- también forman parte de sus experiencias de vida.

Su sentido del humor y su capacidad para llegar a todas partes sin conducir, convertido por ello en un experto del transporte público y las rutas de madrugada en trenes y buses, son otras pinceladas que describen a esta figura de la semana. Tanto como su pertenencia al clan familiar de los Belderrain siendo él un referente para sus hermanos -Cristina, Pablo e Isabel- y sus sobrinos. Y ahora, incluso más que antes, un referente para su comunidad.

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