Dos años después de que los técnicos de Urbanismo rechazaran su proyecto, el equipo de arquitectos que pretende levantar un complejo de oficinas de lujo en el edificio situado en el número 3 de la calle Los Moros vuelve a intentarlo. El propietario de las dos parcelas sobre las que se prevé actuar -el abogado y médico Julio César Galán Cortés-, presentó el pasado martes en el Ayuntamiento de Gijón un nuevo informe técnico en el que se realizan "pequeños cambios sobre el proyecto inicial" que había sido rechazado por los técnicos por no respetar la catalogación del edificio.
"En lo esencial sigue siendo el mismo proyecto. No agotamos la edificabilidad del edificio. Ni lo hicimos antes, ni lo hacemos ahora, porque por encima del negocio que se pueda hacer en esa zona lo que queremos es que este sea un inmueble emblemático y que se respete la historia que encierra", explicó Galán. El proyecto para levantar un edificio de oficinas lleva la firma de Patxi Mangado. El reputado arquitecto navarro acudió hace dos años al Ayuntamiento para presentarles personalmente la idea a la Alcaldesa Carmen Moriyón y a la entonces edil de Urbanismo, Lucía García Serrano. "La dificultad del lugar, muy significativo para la ciudad y con un atractivo estupendo, requiere máxima atención y cuidado", aseguró entonces Mangado. Durante el encuentro -que duró más de dos horas y tuvo lugar en la Alcaldía-, todo fueron buenas palabras, pero los técnicos de Urbanismo del Ayuntamiento acabaron rechazando el expediente que pretendía devolver a la vida el histórico inmueble diseñado por Manuel del Busto.
La actuación prevista en la zona se basa en la construcción de un edificio de oficinas que se levantaría sobre dos parcelas: los números 3 y 5 de la calle Los Moros, dos inmuebles que se transformarían en uno solo. "El bajo comercial y la primera planta se convertirán en un único local comercial. Por encima tenemos previsto habilitar tres plantas de oficinas. En el edificio de Los Moros 3 se respetará la fachada y en el del número 5 Mangado ha proyectado levantar un nuevo inmueble que se convertirá en una versión moderna de aquel al que irá unido, el que hace esquina con la calle Munuza", relató ayer Julio César Galán.
Las restricciones que impone el Catálogo Urbanístico no afectan sólo a la fachada. Los técnicos exigen incluso que la propiedad y el arquitecto que ha diseñado el nuevo complejo de oficinas respeten, además, la escalera existente en el interior del inmueble. Una escalera que, eso sí, deberá cambiar de posición. "Ponerla en el mismo sitio era inviable pero intentaremos respetar al máximo lo que había", insistió el propietario del edificio.
