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El llevador expropiado en Lloreda ofrece sus vacas para limpiar el polígono

"Iba a venir la industria pesada y no sé si vendrá en otros diez años", dice José Manuel Arboleya, que acaba de ganar su derecho a ser indemnizado

Arboleya, en la cuadra, entre dos de sus reses. JULIÁN RUS

"Me fastidiaron para nada. Pensaron que iba a venir aquí la industria pesada y no sé si vendrá en otros diez años. Si estuviera lleno de naves industriales igual tendría posibilidad de trabajar en alguna, pero esto está a monte. Podrían darme la opción de seguir llevándolo mientras no se haga nada, así por lo menos iba a estar limpio". José Manuel Arboleya Rodríguez habla de este modo mientras muestra el erial en que se han convertido buena parte de las fincas en las que pastaban sus vacas hasta 2009, fincas expropiadas por Sogepsa y que ahora forman parte del Polígono Industrial de Lloreda, que con un millón de metros cuadrados es uno de los mayores de Asturias y en el que apenas se han instalado industrias. Mientras habla ubica la zona, señalando a lo lejos, donde se puede ver la Zalia.

El Principado anunció el pasado miércoles la decisión de indemnizar a Arboleya con 7.893,10 euros. Fue el resultado de una dura batalla legal que llevó a que en 2012 el Tribunal Superior de Justicia de Asturias ordenara al Principado que le reconocieran como perjudicado por las expropiaciones de Sogepsa pese a no ser propietario de las fincas. Él era el llevador de más de 16 hectáreas que habían dejado de explotar a lo largo de los años sus vecinos pero, como suele ocurrir en el mundo rural, no había contratos de arrendamiento; con la palabra basta. La batalla legal no ha acabado, dado que el ganadero no está conforme con la indemnización después de haberse gastado más en servicios profesionales durante el pleito.

El último de Tremañes

Arboleya, de 58 años, lleva 34 manejando la ganadería en la casería que la familia tiene en Lloreda al menos desde 1882, fecha en la que la casa pasó de manos de sus bisabuelos a sus abuelos. De niño, podía ir de casería en casería hasta el Puente de la Braña, terrenos que en su mayoría se han ido convirtiendo, con los años, en polígonos industriales. Los pastos que usaba la familia para su ganado les fueron expropiados sucesivamente. Hace 45 años perdieron prados propios para construir la "Y". No les preocupó, porque aún había terreno bastante. La construcción del polígono de Lloreda le ha dejado sin embargo con una explotación ganadera que califica de "inviable" económicamente. Sogepsa le fue expulsando de las fincas entre 2008 y 2009.

De las 50 vacas que antes tenía en su cuadra, ahora sólo le quedan 15, que tienen que compartir una estrecha pasarela con vehículos para llegar a los pastos al otro lado de la "Y". Parte del ganado lo ha tenido que trasladar a fincas que consiguió en Rozaes (Villaviciosa) y para alimentar a las que siguen en Gijón acude a segar prados en Porceyo.

Él es el único ganadero que queda en Lloreda, después de que otros vecinos lo dejaran tras las expropiaciones. Además, es uno de los dos únicos ganaderos que quedan en todo Tremañes junto a Bernardo, del barrio de La Picota. Este último tiene en la montaña sus reses de carne durante el verano y las baja a Gijón para la invernada. Arboleya, socio de Central Lechera Asturiana, aún mantiene 15 cabezas en su casería. A punto de cumplir los 59 años con toda una vida dedicada a lo mismo, no ve alternativa, aunque la pérdida de los pastos cercanos a su casa hayan multiplicado sus gastos. Cuando se jubile, Tremañes perderá uno de sus últimos vínculos con el mundo rural.

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