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La Figura De La Semana | JOSÉ MANUEL ALONSO | CURA DE VEGA, ACABA DE CUMPLIR 50 AÑOS EN LA PARROQUIA

La autoridad de un hombre bueno

José Manuel Alonso, de 85 años y natural de Luarca, es para sus vecinos un cura "tan sencillo que asombra", servicial, honesto y "muy trabajador"

Quizá la frase que mejor defina al párroco José Manuel Alonso García sea la primera que le viene a la cabeza -sin pensar un sólo minuto- a uno de sus feligreses cuando se le pregunta por el que desde hace ya medio siglo es el cura de Vega: "es un hombre investido con la autoridad de la bondad". Un servidor de la iglesia animoso, bueno, servicial, atento, pegado al pueblo y "tan sencillo que asombra". Los adjetivos que hacen referencia a las cualidades del religioso se agotan cuando se habla de un hombre que, por su exagerada sencillez, no quiere ni oír hablar del homenaje que le van a hacer sus vecinos por sus 50 años de servicio. Para Alonso lo que hace cada día en sus parroquias es algo natural, es su obligación y su trabajo. Pero para sus feligreses es algo más: es un servicio sin que ni tan siquiera los ateos de la parroquia sabrían vivir.

Alonso llegó a la parroquia de Vega el 31 de enero de 1986. Eran otros tiempos. Natural de Carcedo, en Luarca, fue a parar a la zona rural de Gijón -por aquel entonces de tradición minera y con un paisaje muy diferente al de estos días-, casi tres décadas después de ordenarse cura en 1966. Alonso accedió al sacerdocio un 6 de abril. Por aquel entonces contaba 26 primaveras. Los primeros pasos dentro de la Iglesia los dio como coadjutor en Lugones. De ahí saltó a Nuestra Señora de la Asunción, en Siero, y a la iglesia de Santo Tomás de Latores, en Oviedo. En Gijón ejerció durante tres años -entre el 72 y el 75-, como arcipreste de la zona sudoeste. Quizá fue entonces cuando se extendió su fama entre los clérigos del resto de la ciudad. "Es conocido por su tolerancia y por su trabajo. Asiste a todas las reuniones, es paciente y acepta siempre lo que dice la mayoría", asegura uno de los religiosos que mejor le conoce.

Pero el párroco de Vega también es humano. Y a veces se agobia. Aunque sean pocos los que consiguen ver ese estado de ansiedad detrás de su eterna sonrisa. A lo largo de los últimos años a la parroquia de Vega al cura se le sumó la atención de los vecinos de Huerces, Baldornón y Fano. Todo un "tour" que a sus 85 años sigue afrontando cada domingo para no dejar a nadie sin su misa. Dicen que cada vez que llega a un pueblo nuevo Alonso va preguntando casa por casa para conocer a sus vecinos. Quiere ser un cura de los de "los de antes", los que se interesaban por sus feligreses y asumían sus problemas. Como cuando el cura pasó noches en vela pensando en cómo podía sacar adelante la iglesia de Baldornón, cerrada por las malas condiciones en las que se encontraba la estructura. Movió cielo y tierra -nunca mejor dicho-, para reformar el templo. Pero no fue su único "mal trago". En 2008 Alonso ofició el funeral por el eterno descanso de Andrea Rendueles, la chica fallecida tras explotar un carro de voladores en la parroquia de Huerces durante las fiestas anuales de la parroquia. Dicen los que conocen al religioso que aquella desgracia le marcó durante mucho tiempo, como lo hizo con el resto de los vecinos de Huerces.

Pero el compromiso del cura con su gente no para ahí. En 2004 José Manuel Alonso puso encima de la iglesia de Vega la bandera de adhesión a las "marchas verdes" que por aquel entonces recorrían el concejo en defensa de la zona rural gijonesa. Y es que a este cura octogenario no le importa que le asocien con ideas políticas si se trata de defender a sus vecinos, a los que pone por delante de casi cualquier cosa. Su único compromiso por encima de los semanales es, como no podía ser de otra manera, la religión y la iglesia en la que milita y en la que cree por encima de todo.

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