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PABLO CARRILES GARCÍA | JUEZ OLÍMPICO DE GIMNASIA ARTÍSTICA MASCULINA, RESPONSABLE DE LA SECCIÓN DE GIMNASIA EN EL GRUPO COVADONGA

El aspirante a gimnasta que reparte medallas

Pablo Carriles, en la élite mundial como juez de gimnasia artística masculina, volvió de Río a tiempo para dirigir, con montera picona, la rifa del ramu en las fiestas de Quintueles

El aspirante a gimnasta que reparte medallas

Balonmano, baloncesto, tenis, frontón, fútbol, bádminton, piragüismo. No hay deporte que desde su inquieta niñez no haya practicado Pablo Carriles García (Gijón, 1971). Hasta que al final encontró en la gimnasia artística masculina su vocación y profesión. "Era un niño muy inquieto, de mucha actividad, y lo volcó en el deporte. No le quedó uno por probar aunque se quedó en la gimnasia que es buena para niños activos porque requiere constancia", bromean sus allegados. Una pasión, la del deporte, heredada de sus padres Juan Carlos y Mari Carmen y que compartió con su hermana menor Bibiana.

Tras tocar raquetas, pelotas y palas Pablo Carriles apostó por la gimnasia como deportista, donde cosechó numerosos triunfos en campeonatos de Asturias que le permitieron varias incursiones en certámenes nacionales. Entrado en la adolescencia optó por cambiar ligeramente de rumbo ante la ausencia de galardones y poco después de colgar los leotardos viajó como voluntario hasta Barcelona junto a su hermana. Era 1992 y su primera experiencia olímpica le cautivó de tal manera que resultó imposible que el destino no le tuviera guardado un vínculo especial con el deporte.

Estudió Magisterio en educación física en la Universidad Padre Ossó de Oviedo -en la promoción de Miguel García, entrenador del oro olímpico Saúl Craviotto- y se enroló en el Real Grupo de Cultura Covadonga como entrenador de gimnasia artística tras sacarse el título pertinente que dicta la Federación Española. Un título que por entonces obligaba a sacarse también el permiso para ejercer de juez. Comenzó como entrenador de la mano de Benjamín Bango, maestro y mentor, que ahora es seleccionador nacional de la disciplina -ambos estuvieron juntos en Río de Janeiro- y a su marcha del Grupo éste dejó a Carriles al cargo de un equipo que funciona como un reloj suizo. Un grupo que destaca por su compenetración y que incluye, entre otros, a Ángel Villa, Iván San Miguel y José Luis González "Uli". "Trabajar con ellos es muy importante para él", asegura su entorno.

Quienes le conocen, le definen como una persona sociable con un don organizativo para promover cenas entre amigos o, incluso, de porras y quinielas entre colegas para pronosticar los resultados de equipos de fútbol, una afición que conserva desde su etapa escolar en la Universidad Laboral. Su carácter revoltoso e hiperactivo de niño dio paso a un hombre aplomado y sosegado con gran capacidad por el diálogo. "No es de extrañar que al final destacase como juez deportivo", aseguran en su familia. Unas virtudes que en los Juegos Olímpicos anteriores tuvo que poner en práctica para mediar en un conflicto entre diversos jueces y el equipo japonés, que incluso llegó a amenazar con abandonar el pódium. Tras el ejercicio en pista Carriles y su pareja juez -japonés- señalaron en su valoración que al equipo nipón se les había olvidado realizar uno de los ejercicios previstos. Ni Carriles ni su compañero perdieron la templanza ante los reproches de los deportistas que incluso obligaron a intervenir al jurado superior que revisó la grabación de su actuación. Una filmación que confirmó el criterio de Carriles, que tiene como bagaje su participación en estas lides en los Juegos Olímpicos de Atenas (2004), Pekín (2008), Londres (2012) y Río de Janeiro (2016).

"Tanto le gusta el deporte que aprovecha todas esas oportunidades para ver otras competiciones de todos los deportes posibles", advierten. Un capricho que en los juegos brasileños pudo disfrutar ante el poco control de acreditaciones.

No obstante, tanto viaje -además de en JJOO es fijo en Campeonatos del Mundo y Copas del Mundo- tiene sus inconvenientes. En la gastronomía de sus destinos pone Carriles el acento negativo pues las viandas poco tienen que ver con la fabada o el cachopo que le privan. Por no hablar de la sidra, aunque no sea muy bebedor. Y pese a tantas vueltas tiene clavada la espinita de conocer Australia, por ejemplo, para poder hacer pleno de continentes visitados, pues en Sydney 2000 todavía no ejercía de juez.

Durante cada olimpiada compagina sus compromisos en el Grupo Covadonga, "donde disfruta cada día y aprende en constante felicidad durante 25 horas semanales", con concursos internacionales y una vida, en parte, casi de opositor porque cada cuatro años varía el código internacional por el que se rigen las competiciones. Para mantener su categoría 1 y revalidar plaza en cada compromiso olímpico debe examinarse cada cuatro años y saberse de pe a pa cada norma escrita en el reglamento. Junto a ello dedica por lo general las noches de los viernes al visionado de ejercicios para tener el hijo hecho cuanto toque valorar. De potro con arcos, de anillas, de suelo, de barras, de paralelas y de salto. No hay una de las seis que no domine aunque desde pronto le encasillaron en el potro con arcos. Además, en la federación española hace las veces de coordinador de jueces y les distribuye en elementos y campeonatos. Y entre torneo y torneo no pierde ripio de lo que sucede con el Sporting, el equipo y los colores que dan forma a otra de sus pasiones.

Aun así logra sacar tiempo para su familia y su mujer Montse Sirera, en especial para los hijos del matrimonio ya orientados a la vida deportiva. Maia, con notables aptitudes para la gimnasia y el pequeño Pablo que pese haber nacido en enero "ya ha pasado varios ratos cerca de las pistas de gimnasia", desvela la familia de Carriles que también tienen en Xuan, su sobrino, otro futuro de la gimnasia nacional. Con toda la familia visitó hace poco, como cada año, las fiestas de San Bartolomé en Quintueles donde, con la montera picona enfundada, dirige y ameniza la rifa del ramo. "Este año fue muy especial porque estaba como loco por llevar, también vestido con traje regional, a su hijo Pablo", revelan. A buen seguro que Carriles senior transmitirá a Pablo junior los valores que engloba el mundo de la gimnasia y velará porque continúe honrando al deporte con su rigor y dedicación como su padre, un deportista que, sin subirse al podio, también es de oro olímpico.

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