Gijón despide hoy a Juan José Cabo Meana, sacerdote claretiano y superior de los Misioneros Claretianos de Ferrol, fallecido el sábado a la edad de 63 años. Cabo se encontraba de visita familiar en la casa materna de Castiello de Bernueces, donde lo sorprendió una pancreatitis aguda contra la que nada se pudo hacer.

Su fallecimiento, completamente inesperado, ha causado gran pesar entre los miembros de su congregación así como entre los feligreses de las parroquias de O Val, Meirás y Lago, de las que se encargaba desde su regreso de las misiones en el año 2004. También era capellán del santuario de las Angustias.

Juan José Cabo había desarrollado durante muchos años una importante labor misionera en el Perú, en la misión claretiana de Juanjuí. Allí llegó en el año 1982 para ser párroco en diferentes zonas, en las que también ejerció como maestro en varios colegios de una zona rural, montañosa y de difícil acceso. Cuando los claretianos dejaron la misión, Cabo regresó a España, y desde el año 2004 desarrollaba su labor en Galicia.

Su muerte ha caído como un jarro de agua fría entre sus familiares y allegados de Gijón. "Era un hombre muy querido, muchas personas se han interesado en los últimos días por su salud desde países como Perú, Estados Unidos, Suiza, Francia o Italia", indicaba ayer Simón Cortina, padre claretiano y director del colegio Corazón de María. El gijonés es además recordado "por su amabilidad, profundidad espiritual y servicialidad generosa con la gente, sobre todo la más sencilla", apuntaba Cortina.

La capilla ardiente permanece instalada en el tanatorio de Cabueñes, y el funeral de cuerpo presente se celebra hoy a las 12.30 en la iglesia parroquial del Corazón de María. Sus restos mortales serán inhumados en el cementerio de Castiello de Bernueces.

La diócesis de Mondoñedo Ferrol tiene previsto igualmente celebrar un funeral en Meriás en su recuerdo, que será presidido por el obispo De las Heras Berzal.