El ciclo de cine "Peor...¡Imposible" tuvo ayer su segunda sesión para adictos al séptimo arte, incluso de esas versiones de cuestionada calidad y cierta extravagancia. Otra jornada en la que, siguiendo el guión de este año, las proyecciones se compaginan con tertulias y debates sobre la historia del cine local. Y ayer, con el director del Centro de Interpretación de Cine de Asturias (CICA), Víctor Guillot, y el programador del Festival Internacional de Cine de Gijón, José Luis Fernández-Rebollos, se retomó la charla sobre las antiguas salas de cine de Gijón. Pero al final, el debate, moderado por el periodista Jorge Alonso, se centró en los nuevos hábitos de consumo cinematográfico de los gijoneses y Guillot aprovechó para poner en solfa el futuro del Festival de Cine Internacional de Gijón. Un festival cuya plaza de director se va a sacar a concurso, y sobre el que hay dudas de emplazamiento para la próxima edición.

"El certamen tiene que ir a La Calzada. Nos da miedo contemplar esta opción, pero es más rentable que lo era en los cines Centro y las salas están digitalizadas", señaló el gijonés, que reivindicó ayer mejoras en el transporte hasta el barrio, que facilitaran esa idea que lanzaba al auditorio. Guillot aludió a la falta de miras de quien puede desechar el uso de los cines de La Calzada por su distancia con el centro de Gijón. "Si le dices a un madrileño que no vas a un certamen porque está a veinte minutos del centro se ríe de ti", añadió el especialista, que insiste en que el bache que está atravesando el festival es el resultado de una "maraña más gorda, que es una falta de definición de la política cultural de Gijón, que en el caso del cine se está quedando obsoleta".

El director del CICA también aprovechó la ocasión y el auditorio para reclamar nuevos impulsos al festival, aludiendo a las épocas en las que "veíamos películas que no salían en ningún otro". Fernández-Rebollos, por su parte, sin entrar en mayores polémicas, evocó aquellos días en los que "ir al cine era acudir a una sala oscura con un telón, adornada y dispuesta con palcos, en la que en cada proyección había dos intermedios". La cultura del entretenimiento, reseñó ha cambiado, y el que fue subdirector del certamen de cine gijonés es consciente de la invasión tecnológica de los televisores, las tabletas, y los móviles, por no mencionar las plataformas para ver series como "Netflix": "los cines han cerrado, pero las pantallas permanecen", señaló el asturiano.

"Cuando 'Terremoto'se estrenó en el Albéniz, no solo temblaba la sala, se agitaba todo el edificio", rememoró el asturiano, refiriéndose al ánimo que Gijón derrochó en que se trajera a sus salas la última innovación tecnológica para que el espectador pudiera ver las películas tal y como fueron rodadas.

"Tengo muchos recuerdos del Albéniz, donde vi mi primera película de Hitchcock e iba a la sesión continua de las cinco. El operador del Robledo revisaba punto por punto cada emisión, no como ahora, que las pelis están hechas para meter, proyectar y tirar", sentenció.

Hoy, tercera sesión de un "Peor... ¡Imposible! con proyecciones como "Chorizos everywhere", "Kobra vs. Dr. Satan", "City of Horror" o "Marc Mato, agente S-077".