A 7.779 kilómetros de casa, la gijonesa Cristina López-Doriga sintió el impulso de inmortalizar con su cámara fotográfica el paisaje y las gentes que descubrió a su llegada en julio de 2015 a Monument, un pequeño pueblo situado entre Denver y Colorado Springs, en el estado de Colorado (EEUU). A un lado las llanuras y grandes praderas colmadas de ranchos como en las películas de vaqueros, al otro lado las montañas Rocosas, las tierras de los pioneros. Un marco donde abundan los parques nacionales y la acampada está a la orden del día. "Es vivir la naturaleza a lo bestia", describe López-Doriga que ayer inauguró una exposición de dieciocho fotografías en Mediadvanced Espacio Creativo.

La muestra de López-Doriga, que supone su ópera prima en estas lides, es resumen visual de su estancia en Estados Unidos donde aprovechó para hacer kilómetros y kilómetros conduciendo un Ford Focus negro con asientos de cuero y el aire acondicionado a tope pues "lo normal eran los 40 grados", recuerda. "En mis ratos libres cogía el coche e iba por la carretera en busca de paisajes, de sorprenderme contemplando todo a mi alrededor y haciendo fotos", describe. Y con la única compañía de su cámara de fotos y música de los años 50 y 60 que radiaban en una emisora local.

López-Doriga, que trabaja como profesora de esquí y hace las veces de monitora en viajes de jóvenes que se instalan con familias autóctonas. Ella compartió vida en Monument, una ciudad dormitorio con casitas bajas y de poca población, con la familia Romero, de ascendencia mexicana. Tal fue el vínculo con ellos que regresó al julio siguiente, en 2016, para sumar nuevos documentos gráficos a su colección que estará abierta al público hasta final de mes.