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Una paliza a coste cero

Un gijonés denuncia que el Juzgado dejó prescribir una agresión sin que se le pagara la indemnización de 480 euros que fijó la jueza

Diego Carbajal. ÁNGEL GONZÁLEZ

Diego Carbajal lleva dos años esperando a que se haga justicia. O al menos a que el hombre que le agredió en el año 2014 le pague la indemnización que la justicia le impuso como castigo. Pero lo va a tener difícil. El Juzgado asegura que su caso está prescrito. "Dicen que no pueden hacer nada y yo no quiero dejarlo pasar. Aunque en la sentencia no se reconoce que fue una agresión homófoba, mientras me pegaba me llamó maricón, por eso quiero seguir luchando, para que cosas así no queden impunes", explica Carbajal.

Los hechos que le llevaron a presentarse en los tribunales tuvieron lugar el 5 de enero de 2014, minutos antes de las ocho de la mañana. En la sentencia del Juzgado de instrucción número 1 la jueza encargada del caso reconoce que el acusado se enfrentó al denunciante "con el ánimo de menoscabar su integridad física". El condenado agredió al joven en la avenida de Schultz, a la altura de la iglesia de La Milagrosa y le provocó lesiones de las que Carbajal tardó doce días en curar. La jueza consideró al acusado responsable de una falta de lesiones -lo que ahora se conoce tras la reforma del Código Penal como un delito leve-, y le impuso al reo el pago de una multa de 240 euros y de una indemnización de 480 euros que debía recibir Diego Carbajal. Un dinero que nunca llegó.

"Me fui a vivir al extranjero. Cuando fui a recoger la sentencia en el Juzgado me dijeron que recibiría el dinero de la indemnización, pero el pago nunca llegó. Ahora que he vuelto me pasé un día por el Juzgado y me dijeron que no había nada que hacer, que la falta había prescrito y que no iba a recibir nada", relata Carbajal criticando la falta de información que se le dio en el Juzgado en un proceso en el que -por ser un juicio de faltas-, acudió sin ser asistido por abogado ni procurador.

El joven gijonés critica que los tribunales no castiguen con una mayor dureza las agresiones por orientación sexual y espera que haya más condenas como la impuesta por el juez gijonés que castigó a dos jóvenes a tres años de cárcel por una agresión con el agravante de homofobia. "En Gijón y en Asturias se están produciendo agresiones y nadie parece preocuparse", lamenta.

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