La desaparición de Diana Quer hace ya más de dos semanas en Galicia ha vuelto a poner sobre la mesa las complejas investigaciones a las que hacen frente la Policía Nacional y la Guardia Civil cuando se denuncia la ausencia de una persona a la que sus familiares y amigos pierden la pista. Los expertos aseguran que este tipo de denuncias generan una investigación que no se da por cerrada hasta que el desaparecido en cuestión cumpla los 105 años.

Búsquedas en lugares poco transitados, petición de ayuda a través de los medios de comunicación, distribución de carteles por la ciudad... Los familiares de los desaparecidos no dejan nunca de buscar pistas que les permitan saber qué pasó con su ser querido.

En Gijón actualmente permanecen abiertas tres investigaciones de desaparición: la más antigua se abrió en el año 2009 por la ausencia de su domicilio del joven vecino de La Calzada Pedro Matías Sánchez Riesco. Al chico, de 32 años, se le perdió la pista cuando volvía a casa después de comer con unos amigos. Desde 2009 no se sabe nada más de él. Su madre y su hermano removieron cielo y tierra. Realizaron batidas con perros en la Campa Torres y en las inmediaciones de la Casa del Mar, empapelaron la ciudad con fotos del desaparecido y acudieron a los medios. Pero a día de hoy sigue sin haber pistas de Pedro Matías Sánchez Riesco. El que hasta hace dos años ostentaba la máxima responsabilidad del Cuerpo Nacional de Policía en Gijón, el Comisario Jefe Francisco López Canedo, dejó su cargo en Asturias para trasladarse a Valladolid en 2014 confesando que se iba de la ciudad con la espina clavada de no haber podido resolver este caso. Pero no es el único que está sobre la mesa.

Tres años después se abrió otro expediente aún más preocupante, el de Christian Cueli, un vecino de Gijón de 33 años natural de Pola de Laviana del que no se volvió a saber nada después de que avisara por teléfono a su novia de que iba a cobrar una deuda de 50.000 euros al dueño de un taller mecánico situado en el Alto de la Madera. La Policía avanzó en el caso, en el que llegaron a intervenir agentes especializados de Madrid, pero nunca se pudo encontrar a Cueli ni se supo su paradero.

El año pasado a esta lista de desaparecidos se sumó el nombre de Yolanda García, una profesora de filosofía de 47 años de edad que desapareció sin dejar rastro en el mes de febrero cuando se ausentó de casa de sus padres en Nuevo Gijón. Iba a su casa a coger unos libros pero nunca volvió. A dónde fue Yolanda García es una de las incógnitas que sus allegados aún no han podido despejar.