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GERMÁN JUAN RIJO | Oncólogo radioterapeuta, jefe del servicio del HUCA y excoordinador de Jove

"Jove dispone de recursos para ayudar a las demoras de radioterapia del HUCA"

"Nadie puede decir que la decisión de la descentralización del servicio fuera equivocada; en estos diez años se han cumplido las expectativas"

Germán Juan Rijo. MIKI LÓPEZ

Germán Juan Rijo (Las Palmas de Gran Canaria) se formó en oncología radioterápica en el Hospital Universitario Central de Asturias y se incorporó a la plantilla del servicio asturiano nada más concluir la especialidad. En 2006 fue nombrado coordinador de la unidad descentralizada de radioterapia de Jove -dependiente del HUCA- donde tal día como hoy, hace 10 años, se atendía al primer paciente gracias, en buena medida, a una incesante batalla ciudadana. Desde noviembre el doctor Juan Rijo es, por concurso de méritos, jefe del servicio de radioterapia del HUCA, lo que de alguna manera le convierte es más responsable de lo que era, si cabe, de la unidad de Jove, cuya coordinación ha dejado en manos de la doctora Pilar Rey Castro.

-¿Balance de estos diez años?

-Lo fundamental es que se cumplió lo que se pretendía y se puso en marcha una unidad con la intención de descongestionar el servicio que se prestaba únicamente en el HUCA. En este tiempo la población que fue adscrita a esta nueva unidad ha sido atendida como se necesitaba, en las condiciones debidas. Sin duda, ha cumplido las expectativas.

-¿Qué queda de aquella pelea vecinal, por momentos tan enconada, para reclamar la descentralización del servicio?

-Con los años se ha ido comprobando que había dos maneras de ver cómo se cubrían las necesidades de atención radioterápica que había en Asturias: una era potenciando el servicio del HUCA y otra, hacer lo que se hizo. Por las circunstancias, en Oviedo no cabía la ampliación y se optó por descentralizar en Gijón. Nadie puede decir que la decisión fuera equivocada.

-Y ahora Gijón está en situación y disposición de asumir más pacientes de otras áreas por la saturación del HUCA.

-En Asturias llevamos tiempo diciendo que hay déficit de un acelerador para dar servicio a toda la demanda y por eso, en estos años, a medida que crecía el servicio, se fue aumentando el área de influencia de Jove, tanto en patología como en pacientes de otras áreas. Ahora que hay demoras en el HUCA Jove dispone de recursos, así que hay que mirar a nivel global para rentabilizar mejor lo que tenemos.

-¿Cuál es la situación del servicio en su conjunto?

-En Jove hay dos aceleradores lineales funcionando y en el HUCA, tres. Hay un déficit de un equipo y ahora ya estamos derivando pacientes desde el HUCA a Jove, donde una máquina funciona a dos turnos y la otra tiene un turno libre, que sólo se amplia cuando es necesario. Ese turno es el que se puede utilizar para controlar las demoras que puede haber en Asturias.

-¿De dónde partió la unidad de Jove y en qué punto está ahora?

-Empezamos con el compromiso de hacernos cargo de una determinada patología tumoral del área de Gijón. Y fue aumentando a medida que al año siguiente se puso en marcha el segundo acelerador. Ahora tratamos ya todos los casos de Gijón excepto tumores cerebrales, pediátricos y alguno ginecológico. A los tres años, más o menos, ampliamos la captación de pacientes al área III (Avilés) tratando tumores de mama, digestivo y pulmón, y así estuvimos hasta 2015, que pasamos a asumir el área de Arriondas. Entonces optamos por desplazar los tumores de pulmón del área III para el HUCA, ya que son pacientes que ponen allí los tratamientos oncológicos. Calculamos que, desde 2010-2011 estamos cerrando el año en una cifra parecida de casos nuevos tratados, que son algo más de 700; el 2015 fueron 728 y a 31 de agosto pasado el acumulado es de 6.400 pacientes que han recibido tratamiento.

-¿Esos 700 casos nuevos es una buena cifra para una unidad como la de Jove?

-La oncología radioterápica necesita de aceleradores, que son las unidades de tratamiento. Se dice que cada máquina puede asumir, funcionando entre 12 y 14 horas, 450 pacientes al año. Con dos aceleradores el número de Jove podría ser de 900. Pero nosotros no estamos a cuatro turnos, así que cumplimos. En teoría la unidad tiene capacidad para tratar a 150-180 pacientes más de los que hay ahora. Pero eso son también más recursos de personal.

-Con esa visión global a la que alude a menudo, por ser un mismo servicio con dos centros de asistencia, ¿cree que Jove debería tener más actividad?

-Creo que asumir más patología debe verse en el contexto de la necesidad global de Asturias, por las demoras que hay en el HUCA. Los recursos hay que aprovecharlos todos, pero organizándolo bien.

-¿Qué se ha visto en la práctica clínica de los tratamientos de "radio" en estos 10 años?

-Destacaría dos cosas. Una, que siempre fue intención prioritaria en el hospital de Jove, es la conveniencia de integrar nuestro trabajo en los comités multisectoriales de la patología del cáncer que funcionaban en Cabueñes y en Avilés.

Por eso pusimos en marcha muy pronto el sistema de videoconferencia para propiciar reuniones con Cabueñes en las que participamos todos los especialistas de las distintas áreas. Es la forma en que todos estamos coordinados, todos conocemos los casos, los comentemos, sabemos lo que pasa, y así no se transmita información contradictoria a los pacientes. Otra parte de la evolución de la unidad es la misma que ha tenido la oncología: gracias a las técnicas que tenemos cada vez hacemos tratamientos más precisos, con campos más pequeños, más localizados, con menos sesiones...

-¿Se renuncia a la efectividad por no generar tanta toxicidad?

-Al contrario, se va buscando más eficacia en el tratamiento porque las técnicas nos permiten dar mas dosis en cada sesión sin que haya más toxicidad, e incluso en algunas cosas se ha visto que tienen menos toxicidad. En 2013 en Jove entramos en un ensayo para empezar el tratamiento hipofraccionado en el cáncer de mama (aplicación de mayores dosis diarias de radiación en menos sesiones, con la máxima precisión), y cuando se concluyó y se validó quedó como estándar. De tal forma que los tratamientos de mama que cumplen una serie de indicaciones se hacen en 15 sesiones en vez de en 25, como era normal. Poco a poco se ha ido evolucionando en el camino que lleva en general la oncología radioterápica, que no es otra que buscar más control de enfermedad con menos toxicidad.

-¿Cuánto han ayudado los programas de detección precoz?

-Es verdad que llevamos años viendo que cada vez tratamos tumores en estadíos más iniciales. En el cáncer de mama, con el cribado poblacional, ya hace algunos años que se vio el cambio. A eso se suma que en otros tipos de cáncer también se han impuesto técnicas conservadoras. Ese es el camino general de la oncología: buscar el diagnóstico precoz para tener tratamientos más conservadores.

-¿La población le tiene menos miedo a la radioterapia?

-De forma global la gente va conociendo cada vez más la radioterapia y en esta comunidad en concreto hay mucha historia de trabajo. En un principio eran técnicas que producían beneficio pero también mucha toxicidad. Ahora se ve que los tratamientos son diferentes. Sigue llegando gente asustada, pero cada vez más lo que nos llega es gente que conoce a alguien que puso la "radio" y sabe que se tolera mejor. No tienen nada que ver las toxicidades que veíamos en los años 80-90 a lo que vemos ahora.

-¿Qué porcentaje de casos oncológicos pasan a radioterapia?

-Hasta hace unos años se decía que el 50% de los pacientes con algún diagnóstico oncológico iba a pasar en algún momento de su proceso por un servicio de radioterapia. Hoy se dice que es el 60%. Y creo que irá aumentando porque hay más indicaciones, sobre todo derivado de las cirugías conservadoras y la mayor supervivencia.

-¿Y hay porcentaje de eficacia de la radioterapia?

-Lo que hay son unos valores de referencia mundiales sobre la contribución a la curación del cáncer de los tres tratamientos principales que hay. Así, se dice que la cirugía contribuye en un 50% a la curación, la radioterapia en el 40% y la quimioterapia en el 10%. Ojo, el tratamiento sistémico -la quimio- es fundamental, porque tiene un papel muy destacable en ayudar a controlar las metástasis. Pero si nos ceñimos a la curación, que es una visión más parcial, el peso lo tienen la cirugía y la radioterapia. Hoy en día la oncología sin radioterapia queda muy coja. En realidad queda coja sin cualquiera de los tres tratamientos.

-¿Por dónde avanza el camino de la radioterapia?

-Los avances irán siempre encaminados a ser más selectivos en el tratamiento. Hay que tener en cuenta que, a nivel local, no hay tumor que se le resista a la radioterapia. Si le puedes una dosis de radiación de 160 en vez de 60, perfecto, pero igual que desaparece el tumor desaparece todo lo que hay alrededor; esa preservación de los tejidos de alrededor es lo que nos limita. Todas las técnicas de modulación de intensidad, de guiado de radioterapia con imagen... con todo eso lo que vamos buscando es poder ser lo más precisos posibles. Hay otra línea de trabajo importante que es la de dar sustancias que hagan más sensible al tumor (radiosensibilizantes) o más resistentes (radioprotectoras) a los tejidos sanos.

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