La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El reto de las 60 pisadas

Pedro Solar ha cumplido este año con un objetivo que se marcó en 1996: visitar todas las capitales de provincia, islas y ciudades autónomas de España

El reto de las 60 pisadas

Empezó sus andaduras por la geografía española en 1951. Sesenta y cinco años después Pedro Solar (Gijón 1937) da por culminado un periplo que comenzó con un viaje escolar de Deva a Oviedo cuando tenía 13 años, y que le ha llevado a visitar todas las capitales de provincia, las islas y las ciudades autónomas de España (Ceuta y Melilla). En total, 60 destinos que un buen día se marcó el reto de completar. La última de esas rutas la zanjó a primeros de verano, en Menorca, una isla que al gijonés nacido en la parroquia de Deva, le decepcionó por "no tener ni un metro lineal de autopista". Pero eso era lo de menos, lo importante era que con esa estancia daba por "cumplido mi objetivo: las 60 pisadas por todo el territorio español". En tiempos en que la gente recorre el mundo, cuanto más lejos y exótico sea el destino mejor, a este asturiano lo que le motivó fue dominar el mapa de España.

Pedro Solar se ganó la vida con un taller de electrodomésticos que montó con otro socio y desde bien joven tuvo la certeza de que quería dedicar el tiempo libre a viajar, una pasión que ahora comparte con escribir. Siguiendo al Sporting peregrinó por muchas zonas de España, de hecho a esa afición le debe sus primeros viajes, pero sus mejores recuerdos son de los periplos que realizó junto a su mujer y otro matrimonio amigo, el formado por Corsino Medio y Margarita Santurio. "A Rosa Mary, mi esposa, no le gustaba andar de un sitio para otro, así que llegamos al acuerdo de viajar una vez cada dos años, durante quince días", explica el gijonés. Pero les cundían mucho.

Las provincias gallegas, Canarias, Albacete, Valencia, la Costa del Sol o la Ruta de la Plata, si ya había estado de soltero, Solar repetía con su mujer. "Íbamos a hoteles con pensión completa y, muchas veces, los cogíamos con piscina. Lo que más nos gustaba era conocer", explica Solar, que en un mismo viaje agotaba varias provincias. A la pregunta de cuál fue la ciudad que más le gustó, el aventurero no tiene una respuesta clara. "Me encantó Tarragona, es como Barcelona pero más recogida", señala el asturiano.

Allá por 1996, preparando unas vacaciones con su inseparable Rosa Mary, ambos se dieron cuenta de que habían visitado casi el 70% de las capitales de provincia españolas "y en aquel momento comentamos que sería bonito, o más bien anecdótico, poder algún día visitarlas todas. Y convenimos entonces que si nos era factible, pondríamos todos los medios para lograrlo, incluyendo además las dos ciudades autónomas del continente africano, Ceuta y Melilla". Pero a la pareja le faltó tiempo.

Los recuerdos de este gijonés están teñidos de añoranza. "Yo estaba muy bien casao y olvidao de todo, cuando en el año 2000 mi mujer me llamó para decirme que tenía una anemia galopante. La anemia pasó a leucemia y tres meses después, Rosa Mary me dejó". La repentina muerte de su esposa sumió en una profunda depresión al que algún día fue un hombre tranquilo y despreocupado. "Lloraba por las esquinas", explica el veterano, que reconoce "haberse dado cuenta de la suerte que tenía una vez que ésta se esfumó". "Mi mujer era maravillosa. Lista e inteligente. Desde que ella no está, malvivo", añade Solar.

La ausencia de Rosa Mary, que fue durante veinticinco años profesora del colegio Santo Ángel de Gijón, le llegó con 36 capitales cumplimentadas y pocas ganas de seguir disfrutando del mundo español. Pero también impulsó a este gijonés a matar el tiempo con nuevos hobbies. Así, él que ya era aficionado a escribir se puso a recopilar todas sus memorias y a ponerlas por escrito. "Llegué incluso a consultar sobre mis apellidos en el archivo obispal de la casa del Diocesano de Oviedo", explica. Entre sus pinitos en el mundo editorial, Solar presume de haber compilado todos sus periplos, con fotos y datos curiosos incluidos, y de haber escrito un diario de más de mil palabras, además del árbol genealógico de su familia. Con las fuerzas recuperadas, y cuando creía "haber abandonado completamente la empresa de las visitas", de nuevo el argumento de los viajes sportinguistas con la peña Isma y un traslado de domicilio de su hija Lucía "me hacen retomar la ilusión de aquel acuerdo, que aparte de mi ego personal de haber recorrido toda España, quería dedicárselo a mi esposa".

Ni el Caribe ni Tailandia, este pertinaz peregrino solo se dio por satisfecho cuando pudo afirmar conocer España de cabo a rabo. Del resto "solo nos quedamos con las ganas de ir a Roma", reconoce Solar, que aún mantiene una estrecha relación con el que fue, junto a la esposa de éste y su mujer, su inagotable compañero de viajes, Corsino. "Nos conocemos desde hace setenta años. Fuimos juntos al colegio y mantuvimos la amistad todos estos años. Pa' mis fíos ye como si fuese el tío", explica el asturiano.

Pese a que este entrañable viajero se define a sí mismo como "una persona seria", la alegría nunca le ha faltado, y reconoce haber disfrutado mucho de su juventud y madurez. Aficionado a la fiesta y al buen comer, entre sus mejores recuerdos están los vividos en Deva, donde estuvo afincado hasta que contrajo matrimonio. "Era el perejil de todas las salsas. Fui fundador y presidí a partir de 1963 la Comisión de festejos. Ahí hice de pinche, oficial y qué se yo", recuerda el gijonés, que entre toda su artillería literaria, guarda con especial cariño los catálogos de las fiestas de su parroquia, que él mismo escribió durante muchos años.

Sin grandes pretensiones y con una vida sencilla, este viajero empedernido reconoce haber vivido bien "dentro de lo que cabe". Dice ser "un señorito" para sus cosas, y no renuncia a sus pasatiempos, como escribir o pasear por su Gijón natal. Su próxima parada será este mes, en Galicia, a donde volverá con la peña "Isma" a "comer unos centollos y unas andaricas". Pero esa "pisada" ya no le hace falta para su reto. Un reto que empezó con una excursión escolar a "Candás, Luanco, Avilés, Salinas, Pravia, las cuevas de Candamo, Grado y Oviedo, con visita a la catedral, a los osos Perico y Petra del Parque de San Francisco, al campo de Buenavista, a la plaza de Toros y a comprar los famosos caramelos del Congreso", relata. Ese fue sólo el principio.

Compartir el artículo

stats