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GUILLERMO PEÑALVER | Pintor, inaugura mañana exposición en la sala Gema Llamazares

"En Bellas Artes me decían que mi obra sería odiada o que encantaría a la gente"

"Es cierto que mi trabajo es personal al partir de la idea de biografía; de hecho yo me considero un pintor autobiográfico"

Gillermo Peñalver, ayer, en el montaje de su exposición. JULIÁN RUS

"Es mi pequeño homenaje a dos grandes amigos, María Alabau y Andrés Padrón. No es nada dramático, pero la vida nos ha ido distanciando: se fueron a vivir a otras ciudades. Compartíamos muchas cosas desde la Facultad, incluso estudio o trabajo en una librería. Quería dejar constancia de esa relación. Es algo coherente con mi trabajo, que es muy biográfico, con un fondo en el que están mis experiencias vitales transformadas o contextualizadas. Aquí está la idea de la partida, algo que experimentamos todos nosotros". Son palabras con las que Guillermo Peñalver describe la exposición que inaugurará mañana, miércoles (20,00 horas), en la sala Gema Llamazares. "Blanco sobre fondo blanco" es su primera individual en Asturias. Nació en Tarragona y lleva en Madrid, donde estudió Bellas Artes, desde niño. Está considerado como uno de los artistas más personales de su generación.

-Es una exposición específica para esta galería...

-Así es. Me propusieron las fechas y que eligiera comisario. Opté por Óscar Alonso Molina, que fue profesor mío de pintura.

-Hay tres constantes en estas obras: el dibujo, el "collage" y el blanco. ¿Por qué?

-Tiempo atrás he pintado sobre lienzo, pero aquí he querido centrarme en el dibujo y en el "collage". Son dos técnicas que pueden ir de la mano, se solapan. Es la imagen la que señala qué voy hacer.

-Pero parte del papel...

-Sí, y es verdad que está el blanco, que en esta exposición es la clave, aunque hay también color. Lo bueno del papel es la cantidad de registros que tiene, de posibilidades. Y el "collage" también es importante en esta obra, la idea de superponer capas.

-Aunque ciertos tramos de su trabajo se ven como abstracciones, usted necesita la figura.

-Bueno, es la famosa frase de que Rothko es como Friedrich pero sin monje. Yo necesito al monje. Aún no sé por qué, pero necesito figuración aunque se generen masas abstractas. Es mi manera de proponer un orden. Y está la necesidad de narrar, de contar una historia.

-Y le interesa especialmente el dibujo, en el que destaca. ¿Es la base de su trabajo?

-Me considero un dibujante lento. No soy de esos virtuosos que rápidamente dibujan algo. Me gusta seguir lo que va dejando el grafito. Es verdad que, al final, lo que más me interesa es el dibujo. Antes, sin embargo, pensaba que el dibujo estaba subordinado a la pintura. El dibujo, que es una de las cosas importantes de esta exposición, genera mucha libertad. Hace poco estuvimos en China, en una exposición de dibujantes españoles y comisariada por Mónica Careaga. Parece como si el dibujo fuese ganando cada vez más peso. Tiene que ver con el proceso, que es menos físico que el de la pintura.

-¿Es más cerebral?

-Tiene su parte física, pero es cierto que es como si fuera una traslación del pensamiento. Yo dibujo durante muchas horas.

-Y le gusta trabajar en sus piezas con pocos elementos, como si las obras fueran resultado de una síntesis...

-Es algo curioso. Parto de un fogonazo y hago algo muy sintético en un cuaderno. Después busco las imágenes que necesito. Es verdad que me bastan unos pocos elementos. Me fascinan las imágenes de otros colegas, como Santiago Talavera, con un montón de elementos. Sin embargo, cuando me pongo delante de mi obra es como si no necesitara más que esas pocas cosas escuetas.

-Y hay una rara mezcla de cosas antiguas y modernas, de los mitos a las excavadoras.

-Los clásicos me gustan mucho. Le dediqué una exposición completa al minotauro y el laberinto. Viene de cosas que leo. Y el mundo de la obra pública me fascina desde niño. Recuerdo que tenía un amigo con un montón de excavadoras pequeñitas, de plástico, y aquello me gustaba mucho. También las escalas.

-¿La querencia narrativa le viene de la literatura o del cine?

-Fui un niño muy imaginativo. Leo muy despacito; ahora, es verdad que el cine ha sido siempre uno de mis referentes. Dedico más tiempo a ver películas. De hecho cuando trabajo en una exposición vuelvo a ver una serie de películas o busco otras que me puedan inspirar. Cuando preparaba esta muestra descubrí a Xavier Dolan. Hay conexiones. Unos bebemos de otros.

-Óscar Alonso Molina dice de usted que es una especie de "rara avis" entre los artistas de su generación...

-Bueno, dentro de mi promoción de Bellas Artes, sí. No había el gusto por la figuración que yo tengo, especialmente por la de los años ochenta y en especial por la obra de Guillermo Pérez Villalta. De mayor me gustaría ser como él. Es un tipo incansable, que trabaja con mimo y respeto cada una de las imágenes que crea. Es envidiable y un referente indiscutible del arte español. Pero también tengo conexiones con colegas, caso de Santiago Talavera, Santiago Morilla, Manuel Antonio Domínguez o Blanca Gracia, por citar algunos. Quizás yo sea más narrativo que otros. En la Facultad sí tenía una cierta sensación de incomprensión. Eso es verdad. Recuerdo que en cuando hacía Bellas Artes me decían: "Odiarán tu obra o les encantará". Es cierto que mi obra es muy personal porque parto de la idea de trabajar con mi biografía. Yo me considero un pintor autobiográfico.

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