La Fundación Azcona, de la que su hijo Lalo es presidente, acaba de editar dos libros primorosos sobre la producción articulista de Ladislao de Arriba, colaborador histórico de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón fallecido el pasado noviembre en Madrid, a los 91 años. Uno de ellos, "La censura y la madre que la parió", reúne casi un centenar de comentarios radiofónicos del autor entre 1955 y 1966 que fueron cercenados por la censura. El segundo, que lleva por título "Desmemorias y miedos confesables", incluye charlas, conferencias y pregones de Ladis junto con pequeñas semblanzas de personalidades asturianas conocidas y reconocidas, muchas de ellas gijonesas, como Juan Ramón Pérez Las Clotas, Corín Tellado, José González "El Presi", Anselmo Solar, Juan Martín Merino "Juanele"?

Tenía Ladislao de Arriba 29 años cuando en 1953, por indicación de su íntimo amigo el periodista gijonés Juan Ramón Pérez Las Clotas, redactor-jefe de LA NUEVA ESPAÑA, comenzó nuestro añorado Ladis a colaborar en Radio Oviedo. Ya era empleado de banca, como su padre, Ladislao de Arriba Estrada; su tío, Ramiro de Arriba Estrada; y su abuelo, Ramiro de Arriba Rendueles, todos ellos trabajadores del Banco de España con distinto rango. De su tío Ramiro y de su padre existe un expediente en la Federación Anarquista Ibérica, la FAI, que dice así: "Ramiro de Arriba Estrada, de 38 años de edad. De tendencia francamente izquierdista. No está afiliado a ninguna central sindical". "Ladislao de Arriba Estrada, comprendió en las quintas de 1921 -1922. Está considerado de izquierda. No pertenece a ninguna sindical. Actualmente hace las veces de cajero".

Como la jornada laboral de Ladis en el banco finalizaba a las tres de la tarde y había mucho tiempo libre, prendió en él el gusto por la palabra, hablada y escrita. Para preservar su identidad y su puesto de trabajo, Ladis se inventó un seudónimo radiofónico: Juan Azcona, masculinizando el nombre de su mujer y utilizando también el primer apellido de ella. Sus comentarios, irónicos y ácidos, como todos los suyos durante décadas, llevaban el título genérico de "Hoy se habla de?" y no los leía su autor sino el locutor de turno de la emisora. En esa época competían por el aplauso de la audiencia radiofónica ovetense José Antonio Cepeda -que firmaba "Juan de Neguri"- y Ladis desde los micrófonos de Radio Oviedo; y Ricardo Vázquez Prada y Manolo Avello, a través de las ondas de Radio Asturias. Cuatro talentos a cual más sagaz.

Como no podía ser de otra manera, Azcona tuvo problemas con la censura de la época. Del comentarista de la radio de Oviedo procedente de Gijón había escrito Antón Rubín que su humor "arranca intrépidamente del rumor callejero, de la noticia periodística, de la disposición oficial, de la pirueta política; y queda cuajado y prendido en los renglones de una cuartilla escrita sin acritud, sin saña, pero sí preñada de intención". Y esa intención del escribiente desenfadado y coñón que esgrimía el florete irónico con guante de seda no pasó con frecuencia el filtro de los censores gubernativos, hasta el punto de que uno de los artículos de Ladis motivó la suspensión del programa radiofónico durante un mes y la imposición de un cambio de título. Así, "Hoy se habla de?" pasó a llamarse "La canción del pobre Juan". Y más tarde, "Cartas boca arriba".

Ladislao Azcona, hijo de Ladis, reconoce que esta edición inesperada "es un homenaje familiar a la memoria de Ladislao de Arriba, un personaje singular, escritor irónico, bohemio, conversador brillante, crítico nunca hiriente, amigo torrencial que cultivó el arte de la dialéctica llena de ingenio alrededor de una mesa bien surtida. No soportaba a los tontos ni a los dogmáticos. Y entre sus amigos fraternales, los que le lloraban desconsolados el día de su muerte, había intelectuales y conserjes. Un tipo especial". Tan especial que en sus últimas voluntades exigió a su hijo que, a su muerte, "a quien escriba a favor mándale una botella de vino para que brinde por mí. Al que escriba en contra, mándale a tomar por el saco".