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Una colección para ponerse a caldos

Un gijonés reúne en doce años 20.000 botellas de vino, gaseosa y licor procedentes de distintos países, algunas de hace un siglo

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La colección de vinos de Eduardo Méndez

Cuenta Eduardo Méndez que entre las 20.000 botellas que atesora en su cuantiosa colección la más valiosa es una de coñac del año 1930 de la marca "Grande Fine Champagne 1866". "Si me viene una persona ahora mismo con 5.000 o 10.000 euros tengo muy claro que no se la vendería", señala tajante este gijonés. "Su valor es incalculable. Igual que el resto de botellas. No tengo necesidad de venderlas para sacar dinero, porque para el coleccionista lo más importante es tener una pieza que el dinero", añade. Este gallego de Monforte de Lemos, de 63 años, afincado desde hace más de cuatro décadas en Gijón, cuenta con un peculiar tesoro: una colección de botellas de vino, licores, gaseosas y sifones que ha ido recopilando durante los últimos 12 años.

Desde bien pequeño le gustó coleccionar albaranes, vasos, etiquetas o programas de películas de cine. Hasta que un día despertó su curiosidad al encontrarse una caja tirada de botellas de gaseosa a la altura de Lavandera. Y poco a poco fue aumentando su colección hasta los 20.000 envases de vidrio, que alberga en dependencias del negocio familiar de reparación de aspiradoras y otros dos almacenes en Gijón.

Para sus colecciones ha establecido contactos e intercambios con coleccionistas de países como Alemania, Estados Unidos, Hong Kong o Inglaterra. "Es inacabable la colección. Siempre se puede encontrar algo nuevo", confiesa antes de relatar que no sabe la cantidad de dinero que ha invertido, pero que tampoco le preocupa: "No fumo, ni bebo ni voy a ver al Sporting. Esta es mi pasión".

Su mayor inversión fueron 6.000 euros, a un encargo que hizo a Fuenlabrada, cuando compró nueve palés de vino. "Incluía vinos de Marqués de Riscal de 1922, 1925, 1934, 1938 o 1943; de Bodegas Palacio de 1955 y 1959; o de Campoviejo de 1964. Y todos los envases con sus cajas originales", explica. Los vinos son una de las perlas de su colección. Un simple vistazo permite comprobar cómo dispone de auténticas perlas del estilo de una botella de la localidad francesa de Burdeos del año 1900 de "Chateau d'Yquem", o botellas en torno al siglo de vida como Viña Tondonia (1913) o la ya mencionada "Marqués de Riscal" (1922), que se sitúan entre las preferidas de este coleccionista.

En la particular bodega de Eduardo Méndez se puede encontrar bebidas como una absenta de 68 grados de "Pernod fils". "Es la de mayor graduación y hoy en día está prohibida, por eso tiene mucho valor", señala. Pero sus preferidas son las botellas de anís. "Me gustan por el relieve de los cascos y sus etiquetas a colores y dibujos. Uno de los que más me llama la atención es el "Anís Chapeña", en el que salen dos toreros poniendo las banderillas al toro", indica. Y al lado una inmensa e interminable colección de anises con "La avilesina", "Flor de Valdiaga", "La Mariñana", "Periquito"?.

Algunas de las botellas las tiene repetidas. Se debe a que cuando las adquiere recibe paquetes completos. Eso le sirve después para hacer intercambios, porque su única norma es quedarse con una. En algunos casos tiene incluso prácticamente todas las variantes de la misma bebida. "En el caso de la marca 'Terry' tengo una de 'Terry Competidor' con malla azul; 'Terry Brandy' con los cuatro ases de la baraja, 'Terry Brandy VO', 'Coñac VO'? cada una tiene algo diferente que la hace única", cuenta.

Méndez es muy minucioso con su colección. No le gusta que nadie toque las botellas y tampoco las limpia ni cuida de forma especial. "Las botellas no se tocan. Van cogiendo el polvo que tienen, pero limpiarlas nada. Una botella que está vieja la etiqueta, no se puede tocar, porque el precinto puede romperse. Y el encanto es precisamente ése, que se mantenga tal cual está", relata este gijonés de adopción.

Cada día le gusta dedicar un buen rato a observar su valiosa colección. Lo hace también porque vive pegado al teléfono y al correo electrónico en busca de nuevas oportunidades. Por eso le gustaría que cualquier persona que pudiese ofrecerle alguna botella única, llena y en buenas condiciones, se pusiese en contacto con él en su teléfono 627532621 y el correo edumego@gmail.com. "El valor de todo esto es incalculable. Es una cosa que hay que llevar muy dentro. Se quedará para mi nieto la colección, que le gusta mucho observarla conmigo", concluye este curioso coleccionista.

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