Lejos de encontrar una solución a su futuro y viabilidad, la Sociedad Filarmónica de Gijón sigue pendiente de encontrar un nuevo presidente que releve en el cargo a Faustino González Alcalde después de que en la asamblea extraordinaria celebrada ayer, la gran esperanza, José Quirico Cuervo Valdés (Gijón, 1935), declinara asumir la presidencia tras más de dos horas de reunión en el salón de actos de biblioteca Jovellanos.

"Esto se tiene que hacer con más tiempo, yo he tenido toda la vida cargos de responsabilidad, de gestión y dirección, pero no me pueden pedir que en una semana venga con un programa y una junta directiva nueva", reprochó Cuervo Valdés después de anunciar a sus compañeros socios de la Filarmónica local su decisión de no asumir el cargo al llegar a la cita sin programa ni equipo para ejercer de presidente.

Después de que el hasta ayer presidente, Faustino González Alcalde (Burgos, 1931), a sus 86 años y por motivos de salud, reiterase su dimisión irrevocable ante los socios la pasada semana, José Quirico Cuervo ha dispuesto de siete días para encontrar ayuda y así dar validez a su candidatura. Un intento estéril ante el resultado de la asamblea. "Todo el mundo me pidió la semana pasada que me hiciera cargo de esto, por sorpresa, y de pronto me encuentro que nadie se quiere comprometer", argumenta Cuervo Valdés tras su renuncia a presidir la Filarmónica. "Estuve toda la semana hablando con unos y con otros, todos me dicen que me quieren mucho pero que están mayores", asegura en referencia a que "la media de edad está en los 75 u 80 años". "Hay quien me dice que podría echar una mano en un momento puntual, ¿eso que es, para meter cartas en un sobre? No puede ser", reprueba.

La decisión estaba meditada y sopesada desde antes de acceder a la asamblea. Todo porque ante la realidad existente, para Cuervo Valdés era imposible "asumir determinadas responsabilidades sin un equipo detrás, prefiero el trabajo en equipo al ordeno y mando", incide.

La situación de la Sociedad Filarmónica de Gijón no atraviesa en consecuencia su mejor momento, ahora que cuenta con alrededor de los 200 socios -cuando llegó a contar con más del triple y necesita sobre unos 300 para garantizar su viabilidad- y una suma de 42.000 euros en las arcas de la asociación. Con todo ello fueron muchas las opiniones vertidas ayer durante la reunión. Desde la disolución de la sociedad y encontrar un nuevo presidente que la llevara a cabo hasta encontrar una gestora que asumiera el control de forma momentánea para así garantizar la programación de eventos musicales que debió haber comenzado el pasado 1 de julio.

Ese mismo texto fija que, de dimitir el presidente de la Filarmónica, el poder lo pasa a defender el vicepresidente, sin cambiar de cargo pero asumiendo las funciones presidenciales. Así las cosas, Luis Ortega asumió el reto casi obligado a sus 89 años de edad. "Tiene que ser algo provisional, son muchos años porque llevo de socio desde los dieciséis y ya estoy mayor, es sólo para que no desaparezca la entidad y tender un puente para el que venga después", valoró tras decir que sí con el único requisito de contar con ayuda en la labor. "Es mucho trabajo para mí solo, necesito a alguien que me eche una mano", condicionó mientras su esposa recriminaba la elección: "está muy mayor". Alguna voz se acercó al concluir el acto para mostrar su buena voluntad de apoyo en la gestión.

Luis Ortega, que presume de ser el socio más longevo de esta veterana sociedad musical, aceptó asumir estas funciones al no saber qué hacer en el caso de que presidente y vicepresidente dimitan. "Ahora tenemos que buscar gente que forme una nueva directiva y sino en un mes organizaremos una nueva asamblea extraordinaria para ver qué se hace son la sociedad", aseguró José Manuel San Emeterio, secretario de la directiva.