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PELAYO BARCIA | Director de Empleo, Mercados y Consumo y dirigente de Foro Gijón

"Foro no es casquismo; yo soy de un partido reformista de Gijón y nada más"

"El modelo de venta ambulante ha cambiado a peor; cada vez nos parecemos más al zoco de Marrakech"

"Foro no es casquismo; yo soy de un partido reformista de Gijón y nada más"

Desde que Foro ocupa el gobierno local de Gijón le ha tocado gestionar el asunto más delicado en los últimos tiempos, al frente de la Agencia Local de Empleo. En este mandato Pelayo Barcia ha asumido más competencias como director general de Empleo, Mercado y Consumo. Miembro de la directiva de Foro Gijón desde su fundación, quienes le conocen saben que se caracteriza por expresar sus ideas con rotundidad.

-A usted le toca lidiar un miura: el desempleo.

-En Gijón hay menos desempleo que cuando llegó Foro en 2011. No obstante sería muy simplista valorar con estos datos nuestra gestión ya que la creación de empleo depende mayoritariamente del riesgo que asumen empresarios locales para crear y mantener empresas y puestos de trabajo, y no de las Administraciones.

-¿No cree que desde el Ayuntamiento tienen herramientas?

-Nuestro objetivo es colaborar con aquellas personas que están en búsqueda activa de empleo para que estén en mejores condiciones de acceder al mercado laboral y con las empresas para adecuar a las personas a sus necesidades. Lo más exitoso que hemos hecho ha sido el mantenimiento de muchos servicios que con nuestra llegada el Principado dejó de financiar, la apertura de servicios y la creación de otros nuevos para llegar a demandantes de empleo a los que antes no se llegaba, y el incremento de la ejecución presupuestaria en Desarrollo Económico y Empleo, pasando de un 80% de la época socialista a un 90%. Así como el cambio en la gestión de la Formación Ocupacional, que la hace más transparente y controlable; y el acercamiento a las empresas a través de empleados públicos que las visitan diariamente.

-También le toca negociar con los sindicatos. ¿Cómo va la concertación social?

-Lo más relevante es la buena disposición que están teniendo los firmantes del Acuerdo Gijón. Estoy especialmente sorprendido del desmarque de UGT Gijón sobre la política de oposición destructiva a todo que llegó a practicar en algunos momentos del anterior pacto. Han sabido ver que los tiempos han cambiado y que su papel es colaborar, dejando a un lado afinidades partidistas.

-¿Qué rasgos tiene el nuevo acuerdo?

-El Acuerdo 2016-2019 tiene un presupuesto de más de 160 millones. Cada vez son más los servicios que financia el Ayuntamiento a solas ya que el Principado desde hace cinco años ha dejado de hacerlo. Desde el punto de vista de Desarrollo Económico, lo importante es seguir con el crecimiento del Parque Tecnológico, desarrollar más techo para empresas y la puesta en marcha de Tabacalera. Desde el punto de vista de Empleo, lo más relevante será la involucración del sector privado en los planes de empleo y el giro a muchas subvenciones.

-¿Teme una nueva prórroga presupuestaria?

-La concertación social en Gijón será papel mojado si no hay presupuestos. Por muchas modificaciones presupuestarias que se hagan, en caso de una nueva prórroga, los tiempos de la Administración hacen que muchos proyectos no se puedan completar.

-Hablan mucho de que los empleadores deben ser las empresas privadas. ¿De verdad creen en los planes de empleo municipales?

-Hay una serie de personas que o las contrata la Administración o no las contrata nadie ¿Vamos a dejarlas en la calle? No defendemos los planes de empleo como un fin en sí mismos sino como un ajuste a un mercado laboral que no es capaz de absorber a todos los que quieren trabajar.

-Además, les traen quebraderos de cabeza con tanta sentencia ganada por los beneficiarios de los planes.

-El origen real del problema es la maraña legislativa existente, de la que sacan provecho algunas empresas y trabajadores. Mientras la legislación laboral no se ajuste a la realidad del mercado laboral el problema persistirá. El problema que tienen los ayuntamientos lo tienen el 90% de los contratos por obra y servicio que se hacen en el sector privado. La diferencia es que ahí no hay una serie de sindicatos que buscan dañar la imagen de la empresa.

-¿Cómo pueden evitar esas demandas?

-Todo lo que podemos hacer desde el Ayuntamiento es minimizar el golpe, pero la espada de Damocles estará siempre encima hasta que el Principado y el Estado hagan cambios sustanciales. Lo correcto sería que, a nivel estatal, se simplificasen los tipos de contratación para que todos los contratos fuesen indefinidos y con una indemnización variable en función de datos objetivos. Y el Principado debería modificar sus bases ajustándolas al coste completo que tenemos los ayuntamientos e involucrarse más.

-¿Y confía en que se produzcan esos cambios?

-Siempre repito que estamos ante la ultima oportunidad de seguir haciendo planes de empleo en Gijón. Partiendo de la base de que el Estado no va a cambiar nada a corto o medio plazo, porque no hay gobierno, y que el Principado tiene poco margen de maniobra, estamos a expensas de que los juzgados entiendan los cambios que hemos realizado. Si el año que viene los trabajadores nos vuelven a denunciar y, a pesar de los cambios, los juzgados les vuelven a dar la razón creo que será el fin de los planes.

-Otra china que le ha tocado: la polémica de los mercadillos. ¿Entiende las quejas de los comerciantes gijoneses?

-El modelo de venta ambulante ha cambiado y, salvo excepciones, lo ha hecho a peor; cada vez nos parecemos más al zoco de Marrakech. El Principado ha anunciado que va a sacar una nueva ley que los regule y tras ella los ayuntamientos tenemos que actuar. Mi opinión personal es que la venta ambulante debería salir del centro y utilizarse para revitalizar barrios con menos actividad comercial en épocas de baja afluencia turística. No se puede penalizar al que esta ahí todo el año. Un comercio del centro puede llegar a pagar de media unos 30.000 euros al año de alquiler y sus propietarios pagan cada año el IBI, mientras que los mercadillos, en comparación, pagan bastante menos.

-Últimamente han dejado el puesto varios de sus compañeros, cargos de alta dirección. ¿Por qué ese éxodo?

-El actual clima de crispación política y las condiciones que ofrece la Administración hacen que cada vez sea más difícil atraer o retener a personas con talento. Los que critican estas salidas están acostumbrados a meter en sus gobiernos a personas que juran pleitesía total e indefinida ya que carecen de otras alternativas profesionales, a diferencia de los compañeros que últimamente se han ido. En el Principado hay casos de una misma persona que ha sido alcalde, asesor, concejal y director durante treinta años, y a nadie parece preocuparle.

-¿Ustedes siguen creyendo en el proyecto global de Foro?

-Respecto al proyecto de Foro, en Gijón que es en el que estoy involucrado, está muy vivo, pero tal y como dijimos tiene fecha de caducidad y ésta expira en mayo de 2019. Carmen Moriyón prometió ocho años, no más. Por lo tanto, Foro, en Gijón, necesita ir pensando en un nuevo proyecto, en crear una nueva ilusión para los próximos ocho años y para ello es necesario que se produzca un relevo o regeneración sustancial de propuestas y de personas.

-¿Cree de verdad que Moriyón se irá tras ocho años?

-La gente no se lo cree porque en España esto no pasa, pero confío en Moriyón y en nuestra promesa. Cuando la gente votó a Foro lo hizo sabiendo que era un proyecto de dos mandatos. No tiene por qué marcharse todo el mundo, pero tiene que haber un proyecto renovador.

-¿Cuál es la relación de Foro Gijón con Álvarez-Cascos?

-La misma que en otros municipios. Hay una comisión directiva en la cual está representada en Oviedo la comisión de Gijón, y hay una actividad en la Junta del Principado y hay cierta coordinación con ella. Pero, desde luego, hay una cosa muy importante que se cumple en Foro, que es la independencia. Es decir, jamás desde Oviedo han llamado a Gijón para que se hiciese algo.

-Pero ustedes se distancian de la etiqueta de casquistas.

-Es que no es casquismo. Soy de un partido reformista de Gijón, y lucho por los intereses de la ciudad para reformar Gijón. No hay más. No soy ni casquista ni ex de un partido. Soy del partido que se presenta en Gijón, y nada más.

-Hablando de Gijón, vuelve a planear la moción de censura.

-El problema no es hacer una moción de censura sino fundamentarla adecuadamente. Y a muchos se les está viendo que llevan viviendo muchos años del discurso obsoleto y simplista de bloques de izquierda contra bloques de derecha y de personalismos políticos. Fuera de eso carecen de argumentación. Foro, por el contrario, sigue negociando todo y nos da igual de donde venga el voto. Pero es un supuesto que contempla la ley y si catorce concejales se ponen de acuerdo los ediles de Foro pasarían a la oposición con normalidad democrática.

-¿Tienen una relación especial con Xixón Sí Puede?

-La misma que con los demás. No hay nada diferente. Lo que sí es diferente es la actitud de ellos, igual que la de Ciudadanos. Lo de nueva y vieja política es verdad. XSP y Ciudadanos, antes de hacer una crítica cutre y fácil, preguntan y piden expedientes, y muchas veces no sale nada porque ven que las cosas se están haciendo bien. Otros partidos, en cambio, lanzan la piedra y luego ya preguntan.

-Les acusan de ejecutar pocos acuerdos

-En Empleo, de lo que puedo hablar, el gran mandato fue hacer una nueva concertación -recuerdo que nosotros teníamos otro modelo- y ya está firmada desde julio. Y el plan de choque se está desarrollando a buen ritmo.

-Usted es especialmente duro con el PSOE. ¿Por qué?

-Nadie puede negar que las tres comunidades históricamente gobernadas por el PSOE (Andalucía, Asturias y Extremadura) son las más retrasadas de Europa Occidental. A nivel profesional, en el Ayuntamiento votan que no a todo, como en España, con lo que intentan anular sistemáticamente la posibilidad de hacer nuevas cosas. Y a título personal, tuve una experiencia con el Principado bastante lamentable.

-¿Qué le pasó?

-Se negaron a investigar un caso que me afectó en mi vida personal por un funcionario que, digámoslo educadamente, pedía ser agasajado por amañar procedimientos administrativos en la consejería de Educación, la misma de Riopedre, del caso Marea o donde concejales socialistas inhabilitados sacan oposiciones. Lo increíble es que a este funcionario lo han ascendido a un puesto relevante de designación política en la propia consejería, aun sabiendo perfectamente sus actuaciones. Por ello no puedo tener una buena opinión de lo que pasa en el Principado o en la FSA, cuando se ampara este tipo de actitudes. No obstante hay que decir que dentro de ese partido, al igual que en el resto, hay muchos otros, la mayoría, con los que se puede tratar.

-¿A quién se refiere?

-No quiero decirlo porque el caso ya está cerrado por la Fiscalía. Pero para mí ha quedado como un intento parcialmente exitoso de una persona vinculada al PSOE de tocarme un poco las narices y lograr méritos para su ascenso. Parcialmente porque al final mi asunto personal se solucionó.

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