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VÍCTOR MANUEL GARCÍA | "Gijonés ejemplar" de Costa Verde

"El ambiente de Casa Víctor era especial; la gente iba a cantar"

"Los bares no estaban insonorizados, pero teníamos artilugios que avisaban cuando venía la Policía Armada"

Víctor Manuel García, en un banco en la calle Corrida. JUAN PLAZA

Víctor Manuel García regentó durante 37 años Casa Víctor en Cimadevilla. De 1970 a 2007, un espacio para la música, el humor, la amistad y el buen ambiente. Un negocio hostelero, pero mucho más. Porque a Víctor el de Cimadevilla lo que en realidad le sirve de motor es la música. "Siempre me dedique a cantar; toda mi vida". El próximo martes 18 de octubre recibirá el premio "Gijonés ejemplar", que entrega el grupo hostelero Costa Verde, fundado en 1994. Será en un acto en La Carbayera de Granda donde se distinguirá también a otros diecisiete profesionales del sector hostelero, entre ellos el escanciador, el barman y el camarero del año.

-¿Qué supone para usted que le distingan con el premio "Gijónes ejemplar"?

-Me supone una gran sorpresa, y a la vez un gran honor. No contaba con ello para nada. Lo recibo con mucha satisfacción, aunque no soy muy partidario de las distinciones. Pero no dejo de reconocer que cuando se lo dan a alguien es por algún motivo o por algún mérito, y eso si que me enorgullece.

-¿Qué recuerdo guarda de sus 37 años al frente de Casa Víctor en Cimadevilla?

-Muchísimos. No se pueden guardar en un libro. Pasó tanta gente por allí y vivimos grandes momentos, que es muy dificil resumirlo.

-¿Qué significó Casa Víctor para Gijón?

-No hay algo igual ahora en la ciudad. Casa Víctor era especial y diferente, la gente participaba mucho en la música porque allí se iba a cantar. La gente me decía que si podía cantar algo, y subía y le acompañaba yo. Por allí pasó gente muy importante, como Eugenio el de los chistes, o Arturo Fernández. A mi bar la gente no iba a bailar, alguno sí lo hacía, pero generalmente se iba a cantar.

-¿Se echa de menos el ambiente de los cancios de chigre, de la música y que la gente cantase de forma espontánea y desenfada? ¿Cree que volverá algún día?

-No lo sé, porque hoy en día se protesta por todo, llegas a un bar, cantas algo con los amigos, y enseguida llega el vecino y canta a la policía. Es muy difícil. Todos tienen sus derechos, el vecino porque quiere mantener su intimidad y tranquilidad en casa, y el otro porque quiere que no se pierdan las costumbres de muchos años. Pero sería guapo que volvieran los cancios de chigre y el ambiente de música y de lanzarse a cantar en los bares. Es una costumbre asturiana de muchos años.

-¿Sigue cantando con sus amigos?

-Para matar el gusanillo, empezamos en La Sacristía, pero la gente empezó a enterarse, y pasamos de ser ocho cantando a demasiada gente y no estábamos tan a gusto. Ahora estamos en Cantora Copas, en La Escalerona, y vamos todos los martes y jueves cantando música asturiana, de la mayoría de autores, y soy amigo de la mayoría de ellos. Nos lo pasamos muy bien. No nos perdemos ningún día.

-¿Estar en Cimadevilla y su entorno hacía también diferente a Casa Víctor?

-La gente no paraba por la calle con la bebida, se bailaba y cantaba en los bares. Era distinto. Los bares no estaban insonorizados, pero se ponían artilugios para avisar cuando pasaba la pareja de la Policía Armada. Pero estoy de acuerdo que ahora los vecinos protestan con toda la razón del mundo. A las cinco de la mañana los chavales cantan en la calle y arman ruido y no se dan cuenta que molestan.

-¿Cómo debería ser un Casa Víctor a día de hoy?

-El ambiente tendría que ser el mismo. Allí nunca hubo una pelea, la gente era conocida, todos de Gijón, y un gran ambiente. Salvo en el verano, que la gente era de todos los sitios. Ese ambiente lo trasladaría a hoy, pero es verdad que el negocio debería estar acondicionado para la época en la que vivimos. Y ahora no se puede fumar en los bares, como sí se podía antes. Habría que salir a la calle, y ahí es cuando se pueden formar las molestias para los vecinos por el ruido que se pueda producir.

-¿Cómo ve el momento actual de la hostelería de la ciudad?

-En un momento flojo. Hay bares que no trabajan bien, ni en el verano. Y eso que este verano fue espectacular, y para la hostelería también. Se ven muchísimos bares en Gijón, pero es complicado mantener el negocio.

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