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XAVIER CAMINO | Antropólogo catalán y experto en deporte

"El deporte no va a transformar la sociedad, es sólo un reflejo de ella"

"Es más fácil ver a mujeres en disciplinas de hombres que al revés, porque ser macho hay que demostrarlo constantemente"

Xavier Camino, delante del Antiguo Instituto, en Gijón. MARCOS LEÓN

El deporte como generador de redes sociales fue una incógnita que motivó desde el principio los estudios y análisis del antropólogo catalán Xavier Camino. Unas indagaciones y observaciones que trajo hasta Gijón para participar en los Encuentros de Juventud de Cabueñes 2016, concluidos ayer y dedicados en esta edición al deporte juvenil, donde desglosó los puntos fundamentales de su estudio cultural sobre el skateboarding en Barcelona (1975-2010), así como sus conocimientos como investigador del componente social del deporte. Y todo bajo el prisma de que el deporte puede ser una herramienta educativa, pero también una herramienta que genere discriminación, racismo o valores negativos.

-¿Por qué el deporte?

-Ha sido una herramienta en mi trayectoria profesional como educador social. El deporte es la lengua compartida con los jóvenes, era lo más fácil para acercarme y vincularme a ellos y proyectar ideas, actividades y acciones. Y a partir de ahí trabajar otros aspectos. Lo he utilizado porque es el idioma común que tenía con los jóvenes.

-¿El deporte es transformador por sí solo?

-Mis investigaciones son sobre cómo opera el deporte por sí solo. Se utiliza como herramienta en múltiples direcciones. Hay quien lo hace como forma de inclusión o para formar su identidad. También para subir la autoestima. Hay que tener en cuenta que el deporte no está ahí esperando a que se hagan proyectos desde arriba, opera en función de las necesidades de las personas.

-¿Indistintamente de que el deporte sea colectivo o individual?

-Sí. Cada deporte permite desarrollar distintas competencias. Hay deportes muy individualistas que ayudan a potenciar aspectos personales como el esfuerzo o la adquisición de retos personales para construir tu propia identidad, y luego hay otros que te llevan a desarrollar aspectos de solidaridad y menos competitividad. Esto no se suele explicar o se ha negado mucho; los últimos años han proliferado los proyectos de inclusión social que utilizan el deporte y se ha llegado a un punto en el que, a veces con demasiado entusiasmo, se les atribuye unas bondades mágicas que parece que operen solas, y el deporte opera en múltiples direcciones, también puede hacerlo en negativo, en desarrollar contravalores como competición, insolidaridad, discriminación sexual y otros, e incluso corrupción y dopaje, como hemos visto con personajes relevantes en el mundo público que, de repente, han caído.

-En un grupo deportivo grande, ¿se corre el peligro de la manzana podrida?

-Esto no me ha preocupado demasiado en mis proyectos. Me preocupa la tensión entre objetivos sociales y deportivos. Los objetivos sociales quedan suplantados por los deportivos; esa tensión sí me ha preocupado, y podría ser como una manzana podrida. Juntar jóvenes de distintas situaciones no me ha supuesto un problema; al contrario, ha habido transmisión de valores entre ellos. En cambio, cuando el deporte se ha puesto por encima de los fines sociales, es cuando se ha perdido el objetivo inicial. Si planteas un proyecto de inclusión social y acaba roto por imponerse la cultura del rendimiento.

-¿Amansa a las fieras?

-Una cosa no quita la otra. Hay escenarios de deportes de espectáculo, de calle o en campos de barrio donde podemos ver situaciones de violencia y agresividad y donde se promueve la discriminación. Muchas veces hay diferentes interpretaciones sociológicas de que tiene también una función terapéutica en el sentido de que es un sitio al que se va a descargar y dejar ir tensiones. Sirve como un bálsamo o algo que previene situaciones violentas que tiene que ver con otros conflictos de estructura social o económicos que se puedan dar en las ciudades. Hay muchas interpretaciones y a veces funciona como tal y otras no.

-¿Sigue habiendo deportes para hombres y para mujeres?

-Siempre que haya modelos de aprendizaje diferenciados entre los gustos femeninos y masculinos o la imagen de feminidad y masculinidad, siempre habrá diferencias entre el deporte que escoge un hombre o una mujer. Es más fácil ver a mujeres en deportes masculinizados que al revés.

-¿Por qué?

-El modelo de masculinidad también opera sobre los sujetos, y de alguna forma obliga mucho. Ser macho hay que demostrarlo constantemente, y al contrario no sucede tanto.

-Siguen siendo necesarias las campañas contra el racismo en el deporte. ¿Hay cierto pesar de fracaso?

-Estas cuestiones son un reflejo de la sociedad. El deporte canaliza las cuestiones que surgen en la sociedad. Siempre habrá discriminación sexual, por color de piel, lugar de nacimiento... en tanto que suceda en la sociedad. Esto tiene que ver con los límites. El deporte no va a transformar la sociedad, es sólo un reflejo de ella. No va a conseguir que personas en exclusión se conviertan en grandes deportistas o empresarios; eso pasa en uno de cada millón de casos. Es depositar demasiada responsabilidad en el deporte.

-Los jóvenes suelen idolatrar a los deportistas no exentos de polémica. ¿Son conscientes de su responsabilidad?

-Habría que preguntarle a cada uno de ellos.

-¿Por su conductas se puede determinar?

-Lo explica muy bien John Carlin. Hemos sustituido a los políticos, religiosos o militares que hacían grandes gestas por el bien común por deportistas que realizan grandes retos personales sin devolución alguna a la comunidad. ¿Estamos locos o qué? Ha habido una sustitución de los modelos sociales, y tiene que ver con la emergencia de la cultura narcisista. Hay deportistas que son modelos de valores, pero también de contravalores. Messi tiene unos valores sociales y Cristiano unos más negativos. Jugamos con esto, pero conlleva unos problemas porque se acaba instrumentalizando en múltiples direcciones con campañas de marketing o para generar relatos ideológicos. El mejor ejemplo es Maradona con el gol con la mano en el Mundial de 1986 a Inglaterra, daba un relato a toda Argentina frente a la derrota militar contra los ingleses en las Malvinas.

-Entonces, ¿se habla menos de deporte y más de lo accesorio?

-Pasa también en el mundo del consumo. Pesa más la parte simbólica, reflexiva o el relato que puedas construir detrás que el producto. Con el deporte pasa lo mismo.

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