Los 300 millones de dólares (271,28 millones de euros al cambio actual) que el magnate ruso Andrei Igorevich Melnichenko pagó en 2008 por el "A" -el megayate de lujo con el que él y su familia llegaron ayer a Gijón- hubieran dado para sufragar cerca del 40% del coste total de la ampliación de El Musel (708,7 millones) pagando con holgura los sobrecostes de la obra. Una cifra astronómica, pero asequible para Melnichenko, que a sus 44 años es el undécimo hombre más rico de Rusia, con una fortuna personal de más de 10.000 millones de euros y que controla buena parte de las inversiones de sus compatriotas más adinerados a través del banco que fundó hace dos décadas, el MDM, parte de su actual emporio empresarial.

Es la primera vez que El Musel acoge un yate de este nivel, el vigésimo segundo más grande del mundo con sus 119 metros de eslora, 18,87 de manga y un peso bruto de 5.959 toneladas. Sus dimensiones son mayores que las de tres de los cruceros que pasarán por el puerto gijonés esta temporada, que en algún caso no llega ni a los 90 metros. Y con una notable diferencia: Los cinco pasajeros del "A", la familia Melnichenko, tienen a su servicio a 38 tripulantes (los cruceros más lujosos cuentan con un tripulante por pasajero). Turismo del más alto nivel, que probablemente permanecerá en Asturias hasta esta noche o mañana por la mañana, cuando partirán rumbo a Coruña. Las fechas son flexibles; la estancia es mayor o menor en función del atractivo turístico que encuentran en cada lugar. En Guecho, uno de los últimos puertos que visitó, la familia permaneció 8 días. Cada día de atraque en El Musel les costará más de 1.500 euros, dado el tamaño del barco, del que dependen las tasas portuarias. Una minucia comparada con los 20 millones de euros anuales que cuesta su mantenimiento.

Los Melnichenko están realizando un crucero privado que comenzó en el puerto de Portsmouth, en el sur de Inglaterra. Desde allí fueron haciendo escalas en la costa francesa y ahora están circundando la Península Ibérica. Ya pasaron por Pasajes, Guecho, Bilbao y Santander y de Gijón irán a Coruña, para continuar hacia el Mediterráneo con paradas en España y Portugal.

El yate se llama, "A", porque esa es la inicial de la mujer del magnate, Aleksandra. Con una apariencia futurista que recuerda la silueta de un submarino, el "A" fue concebido por Philippe Starck -uno de los diseñadores industriales más prestigiosos-, construido en un astillero alemán y su casco está preparado para abrirse paso entre los hielos del ártico. Puede alojar a 14 invitados en amplias suites y cuenta con medidas de seguridad que incluyen cristales antibalas.

Antes de decidirse por El Musel, se interesó por atracar en el puerto deportivo de Marina Yates, donde no cabe. Un auténtico lujo flotante en el que se han dado fiestas con estrellas de Hollywood y con conciertos privados de cantantes de primera línea.