Son innumerables los momentos que se pueden recordar de cincuenta años de vida. Ayer, el Club Natación Santa Olaya, quiso brindar su particular homenaje a sus socios más fieles. A los que cumplen medio siglo de manera ininterrumpida -desde 1966 hasta la actualidad-en la entidad.

En un acto emotivo, celebrado en el Hotel Silken, diecinueve socios -una de las cifras más altas de los últimos años- recibieron esta distinción. Margarita García, Antonio Meana, Luis Félix Fernández, Francisco González, Jorge Luis Espinosa, María Carmen Díaz, José Soto, Begoña Blanco, María Jesús del Barrio, Ángel Pelayo, Berta Díaz, María Ángeles Infiesta, Carlos Fernández, María Carmen Fernández, Josefa Expósito, Eduardo Sanz, Juan Daniel García, María Gracia Álvarez y Beatriz Rodríguez recogieron uno a uno las preciadas insignias.

Entre los presentes se encontraban dos ilustres del club de El Natahoyo: los expresidentes de la entidad Jorge Luis Espinosa (1989-1997) y Luis Félix Fernández Menéndez (2001-2013). Espinosa, que vivió la mejor época deportiva de la sociedad, se mostraba feliz tras recibir este reconocimiento. Para él, el Santa Olaya "es mi vida". "Empezamos con una piscina de agua salada en el pedrero y vi cómo creció el club, primero como nadador y después como presidente, es un día en el que te vienen muchos y muy buenos recuerdos", aseguró.

En la misma dirección se manifestaba Luis Félix Fernández, presidente más longevo de la entidad y que ha pasado de entregar las insignias a ser uno de los homenajeados. "Después de todos estos años y vivencias en el club, es un orgullo y una satisfacción recibir esta insignia, además es más emotivo si cabe por la perdida de Juan Daniel, con el que hice la comunión y sé que le hacía especial ilusión haber estado aquí", comentó emocionado.

Juan Daniel García Rodríguez fue uno de los nombres propios del homenaje. El gijonés, que falleció el pasado miércoles a los 59 años, no pudo cumplir su ilusión de llevarse la insignia dorada al pecho, pero su recuerdo estuvo presente y su broche dorado lo recogió en su nombre su buen amigo José Armando Martínez. La emoción se apoderó de la sala y el club se mostró dolido por esta pérdida, transmitiendo su dolor y obsequiando su memoria con una placa honorífica y un ramo de flores destinado a su viuda Suni González. "Tenía mucha ilusión por esta insignia, estaba esperanzado por llegar a recogerla, pero no pudo ser, es una lástima", indicaba emocionado José Armando Martínez junto a su esposa Emma González.

Los comensales, con un total de 55 invitados entre los que se encontraba la directiva olayista, disfrutaron de un menú que tuvo como colofón la emotiva entrega de insignias por parte de presidente olayista Secundino González. Un año más, el Santa Olaya amplió su bonita tradición premiando la fidelidad de medio siglo cargado de puro sentimiento y amor por pertenecer a la entidad de El Natahoyo.