La había dado el día anterior Paco Cascón, que era cántabro y miembro de las Brigadas Internacionales de la Paz, en Centroamérica, "los jesuitas asesinados ya son mártires y símbolos en El Salvador, sus caras, la de Ellacuría por ejemplo, están en todas las paredes como la de monseñor Romero". Seguía Paco Cascón que llevaba trece meses empadronado en El Salvador: "Sus asesinos están libres pero su muertes sirvieron para algo, Ellacuría y Romero son un símbolo".