El acusado de un delito de descubrimiento y revelación de secretos con el agravante de parentesco que evidenciaban una infidelidad de su entonces esposa negó ayer los hechos en el Juzgado de lo Penal Número 1 de Gijón mientras que su abogado calificó la vista como "montaje". C. B. L., ingeniero industrial en paro, aseguró que accedió al teléfono móvil de forma "casual y consentida" y que en ningún caso difundió el contenido de los mismos como le atribuye la Fiscalía y la acusación particular.

Los hechos ocurrieron en febrero de 2014 mientras el acusado residía por motivos laborales en Madrid y los fines de semana en Gijón. Según declaró, su esposa recibió un mensaje y le instó a comprobar la hora de quedada con unos amigos. Ahí descubrió unos textos entre su pareja y un número de teléfono, sin nombre atribuido en el dispositivo, que el acusado trató como un error. Tras el fin de semana, el domingo, su esposa le reconoció que tenía un amante y quería separarse. Al principio, él volvía cada quince días a Gijón para estar con su hija en el domicilio familiar mientras su mujer se iba a casa de su madre para no coincidir. Hasta que ella le privó de ver a la hija de ambos y comenzaron las tensiones.

Una versión diferente a la ofrecida por la víctima, M. L. M. G., que denunció los hechos nueve meses después. Ella sostiene que su marido le cogió el móvil, recuperó los mensajes borrados con su amante y los envió a su lista de contactos del correo electrónico. Textos que, como dijo su abogada, guardan contenido sexual de alto voltaje como "tengo ganas de follarte" o "quiero correrme encima de ti". Un relato corroborado por su hermana y su cuñado, a la sazón agente de la Policía Nacional.

Al inicio del juicio la acusación particular presentó como pruebas un acta notarial, un lápiz electrónico y un teléfono móvil en los que queda constancia de las conversaciones entre ambas partes. Por ello el abogado defensor pidió la nulidad del juicio por "irregularidades en la investigación policial, en la fase de instrucción y en la vista de ayer", además de reiterar que "no existe un sólo papel que acredite la culpabilidad de mi cliente".

También prestó declaración el médico psiquiatra que durante 2014 trató mensualmente a M. L. M. G. y donde aseguró que ésta presentaba un "trastorno de estrés agudo" por los hechos. Un testimonio que ha sido puesto en tela de juicio por la defensa al ser médico de ambos implicados. Algo que "no sólo viola el código deontológico sino que puede ser constitutivo de delito", según el letrado.

Mientras que el abogado defensor solicita la libre absolución, la acusación particular pide la pena de tres años y tres meses de cárcel y una multa de 18 meses a tres euros diarios e indemnización de 3.000 euros. El abogado defensor aseguró a la salida del juzgado que de recibir una sentencia condenatoria -el juicio ha quedado visto para sentencia- contra su cliente, la recurrirán ante la Audiencia Provincial al calificar el juicio de "montaje" para interferir en la disputa por el régimen de visitas existente de la hija del matrimonio.