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A tórax abierto y en tres dimensiones

Prodintec imprime una maqueta de costillas y esternón destinada a practicar operaciones complejas en el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca

Una caja torácica de tamaño natural, con todos sus huesos, creada a partir de un escáner de un paciente real y elaborada en poliamida con la técnica de la impresión en tres dimensiones. La Fundación Prodintec acaba de crear un novedoso modelo destinado a la investigación médica que permitirá ensayar operaciones complejas de corazón y tórax y que será utilizado por los profesionales del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca, vinculado al Hospital Universitario de la ciudad castellana.

La pieza, que esta misma semana será enviada a los investigadores salmantinos, es una de las pocas que se han creado en el ámbito médico con este fin, y supone el primer fruto de un convenio de colaboración entre Prodintec y el Instituto de Investigación Biomédica por el que el centro gijonés se encargará del desarrollo de nuevos modelos para la regeneración ósea y el diseño de prótesis a medida que puedan necesitar los pacientes salmantinos.

La colaboración entre ambas instituciones se produce después de que el centro de Salamanca se convirtiera en pionero mundial en el desarrollo de un implante de titanio impreso en tres dimensiones para reconstruir la caja torácica de un paciente con un tumor muy agresivo. De hecho, el hombre perdió el esternón y las costillas por el sarcoma, y los cirujanos del Hospital Universitario de Salamanca decidieron aprovechar las ventajas de la impresión en tres dimensiones para reponer una parte del cuerpo que, a diferencia de lo que ocurre con las prótesis comerciales, no existe.

Para ello se pusieron en contacto con una empresa australiana que les elaboró la prótesis en titanio, y los ingenieros gijoneses vieron clara la jugada. "Nos pusimos en contacto con ellos para comentarles la posibilidad de hacer ese mismo trabajo desde Gijón", explica Juan Carlos Piquero, jefe de proyectos en Prodintec. Y el resultado no se ha hecho esperar: el pasado mes de marzo firmaron un convenio de colaboración abierto con el Instituto de Investigación Biomédica para potenciar la investigación de las ventajas de la impresión en tres dimensiones en el campo de la medicina que, como reconocen los ingenieros gijoneses, tiene muchas posibilidades de crecimiento.

La primera prueba del gran potencial de este área de trabajo es la caja torácica elaborada en Gijón, una pieza "compleja", reconoce Piquero, tanto por sus dimensiones como por la dificultad técnica de "pasar la imagen del escáner a las tres dimensiones, puesto que el software trabaja con densidades y ha sido complicado discriminar las zonas de hueso de las de cartílago y otras partes blandas". A ello se suma el hecho de que se trata de una pieza de gran tamaño, "el mayor que se puede imprimir en la actualidad de una sola vez", precisa Piquero, toda vez que ha sido impresa sin necesidad de ensamblar piezas diferentes.

En contacto permanente con los doctores y basándose en un escáner realizado a un paciente real, han conseguido crear una "maqueta" de material resistente de las costillas y el esternón, que los doctores completarán en el centro de investigación con órganos de animales para practicar la forma de realizar operaciones torácicas complejas con una invasión mínima. La ventaja fundamental es la de poder contar con un modelo que se adapta a un cuerpo real y permite un nivel de investigación avanzado.

En el proyecto han trabajado tres ingenieros de Prodintec que también se han aplicado al desarrollo de otro tipo de proyectos. Así, el centro gijonés y el Instituto salmantino han presentado de forma conjunta un proyecto al Instituto de Salud Carlos III para la creación de prótesis biocompatibles. De lo que se trata es de modificar la microestructura de las prótesis para que el hueso se integre en el titanio y crezca integrándose en ellas.

El proyecto quedará definido a finales de año, y los investigadores de Prodintec confían en que se trate tan sólo del inicio de una colaboración que puede ir mucho más allá. Porque el campo de la biomedicina está en pleno desarrollo y los avances que ha propiciado la impresión en tres dimensiones, también llamada fabricación aditiva, parecen no tener límites.

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