Muchos historiadores sostienen la tesis de que a Jovellanos trataron de envenenarlo, incluso se señala como inductora del crimen a la reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV. Ayer tal idea quedó desmontada por Arturo Mohíno Cruz, médico reumatólogo, ganador del XVIII Premio Internacional de Investigación promovido por el Foro Jovellanos, cuyo trabajo lleva por título "Jovellanos y el saturnismo".

La ceremonia de entrega se celebró ayer en la Casa Natal del prócer. Después de que el director del Foro, Orlando Moratinos, leyera el acta correspondiente del fallo del jurado, premiado y finalista recibieron sus credenciales, consistentes en diploma y escultura de Jovellanos. El presidente del Foro, Ignacio García-Arango Cienfuegos-Jovellanos, expuso el perfil de los galardonados. Arturo Mohíno Cruz, natural de Oles, Villaviciosa, además de médico es humanista, literato, historiador e investigador. Por su parte, Juan Díaz Álvarez ha nacido en Pola de Siero, es doctor en Geografía e Historia, trabaja en el Instituto Padre Feijoo, ha publicado varios libros y entre sus galardones ha recibido el Premio Padre Patac.

Mohíno Cruz dijo que la génesis del libro e remonta a cuatro años atrás, cuando un joven historiador le habló del envenenamiento de Jovellanos, por encargo de la Reina. No era lógico, pensó. La reina tenía poder para encargar a un sicario su muerte, y no andarse con historias de sales de plomo, cuando el arsénico es más rápido y no deja huellas. A partir de ahí, Arturo Mohíno inició su investigación. Muy interesante, exhaustiva y razonable. Las sales de plomo tienen un sabor extremadamente dulce, por tanto se habría advertido una dosis directa. Producen un estreñimiento atroz, sordera y pérdida de la sensibilidad en las manos. Síntomas que afectaban a Jovellanos y a muchas más personas, hasta el punto de asegurar que eran una epidemia. La conclusión del doctor Mohíno le lleva a pensar que dichas sales de plomo procedían del vidriado de las ollas de barro, que cuando están mal selladas, el vidriado se descascarilla y el plomo se suelta. Prueba de ello es que cuando Jovellanos llega desterrado a Gijón su enfermedad se recrudece. Las vasijas de barro eran usadas en todas las cocinas, y aunque las clases altas utilizaran las de cobre, éstas producen cardenillo y para impedirlo se restañaban con plomo.

Esta enfermedad producida por el plomo se llama saturnismo y se sabe que la sufrían, entre otros ilustres, la duquesa de Alba y el propio Goya, de ahí su sordera. Y Jorge Juan, Murat, el conde de Laforest o Caravaggio, entre otros.