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ALICIA MALUMBRES | Psicóloga e investigadora de neurociencia aplicada a la empresa

"La empatía se pierde en las redes sociales al faltar la conexión presencial"

"Si uno mira a otro a los ojos, le es muy difícil agredirle; pero eso en internet desaparece y por eso ahí hay tanto comentario agresivo"

Alicia Malumbres en las escaleras del Palacio de Congresos de Gijón.

Alicia Malumbres forma parte del grupo de investigación Neurociencia, Empresa y Marketing, de la Universidad Rey Juan Carlos, en el que hay empresarios, biólogos, ingenieros, informáticos y psicólogos como ella. Después de 10 años como psicóloga clínica, pasó al mundo de la empresa como consultora en Hay Group, especializada en selección, desarrollo y evaluación directiva. Ahora tiene su propia consultora, Manso y Malumbres, y colabora con Impulsando Pymes, en cuyo encuentro en Gijón el pasado miércoles impartió una charla. Considera que "la psicología es una de las grandes olvidadas en las empresas y muchas veces queremos gestionar al ser humano sin saber cómo funciona, lo que es un gran error".

-Hable del factor humano.

-Los seres humanos somos quizá el recurso económico más importante. Pero lo que no se nos tiene que olvidar es de que somos humanos y que para que demos lo mejor de nosotros, a cada uno hay que tratarnos de una manera un tanto especial, sabiendo que todos tenemos unas cosas que nos unen y una serie de hábitos que sabiéndolos gestionar destapan las capacidades. Si no sabes cómo funciona una cosa es muy difícil gestionarla. Entonces tenemos que perder el miedo a saber unas nociones básicas de cómo funciona nuestro cerebro y cómo sacar lo mejor de nuestro cerebro. Y eso está al alcance de las Pymes y nuestro objetivo es que puedan incorporar estas prácticas a sus empresas y negocios.

-¿Cree que no le dan suficiente relevancia a esta faceta frente a otras más de moda, como las nuevas tecnologías?

-Sí. En general es mucho más claro, racional y sencillo invertir en tecnología que en esto. Tenemos una especie de resistencia a conocernos a nosotros mismos, cuando es mucho más sencillo de lo que parece. Es verdad que el cerebro es el sistema más sofisticado, pero todos los avances que estamos consiguiendo tienen una aplicación práctica y mucho más sencilla de lo que parece, que genera un impacto en el negocio y en los resultados muy grande, porque se enfoca en el recurso principal, que son las personas.

-Explíquese.

-Detrás de cada tecnología, de cualquier sistema de información, de cualquier política de recursos humanos o de cualquier proceso, siempre hay una persona que lo está gestionando. Y lo puede gestionar aportándole valor o quitándolo. Con lo cual, lo más importante es que la persona sepa cómo sacar lo mejor de ella misma para poner en valor y añadir valor a esa tecnología, a ese sistema, a ese proceso o a ese producto. Al final, detrás de todo hay siempre una persona.

-¿Se refiere a motivación?

-No sólo. Estamos hablando de que la persona entienda qué cosas frenan su desarrollo, que aprenda cosas nuevas, que entienda qué frena su aprendizaje. Y conociendo esas cuatro cosas, motivación, frenos al aprendizaje y nuevas habilidades, todo ello sumado a perder el miedo a entender eso, pues la persona es capaz de aprender más y dar valor a todo lo que se gestiona dentro de una empresa.

-¿Considera más importante potenciar las habilidades innatas de una persona o tratar de limar sus carencias?

-El talento, o lo que cada persona tiene de especial, es único. No puedes conseguir una persona perfecta, que sepa hacer todo bien. Es mejor centrarse en lo que ya hace bien, porque lo hace bien porque le gusta. Pero, a la vez, identificar qué es lo que no hace bien, no tanto para pretender que sea perfecto, sino para conseguir que sus pequeños defectos no impacten en lo que hace bien.

-En su exposición se refirió a inteligencia relacional. ¿Cómo ve esto en un mundo en el que las relaciones son cada vez más virtuales con las redes sociales?

-Ése es un gran debate. Yo creo que la tecnología en sí misma es buena y la capacidad de conexión que nos da la tecnología es espectacular y nos puede hacer como especie mucho mejores. Pero siempre que conozcamos los peligros que tiene.

-¿Cuáles son?

-Que el ser humano está acostumbrado a la relación física. Si yo te estoy mirando a los ojos, me es muy difícil agredirte. Con las redes eso se pierde, por eso en las redes hay tanta agresión, por eso en las redes hay tanto comentario que te hace pensar cómo alguien puede decir eso. Es porque en las redes se pierde ese contacto físico y entonces eso es más fácil. Siempre que seamos conscientes de los inconvenientes y de los peligros que tiene la conectividad en red y que los manejemos bien, me parece que es un complemento a la relación personal espectacular.

-Quien pierde la empatía en las redes, ¿puede acabar haciéndolo en su vida cotidiana?

-Es una realidad que la empatía a través de la red se pierde, al faltar la conexión presencial. Pero si nosotros lo sabemos y lo tenemos presente a la hora de relacionarnos en la red, no estaremos cometiendo los errores que estamos cometiendo.

-¿Qué me dice del trabajo en equipo?

-Empieza por entender cuáles son nuestras emociones a la hora de trabajar con otros. Hay estudios que dicen que todos nos creemos que cuando trabajamos en equipo somos los que más hemos trabajado y contribuido. En el momento en que tú sabes cuáles son los tics, los pequeños defectos y los pensamientos automáticos que tu cerebro tiene al relacionarse con los otros y sabe que al otro le pasa lo mismo, eres capaz de gestionarlo y pensar "a lo mejor me estoy creyendo que soy el más listo y los demás son tan listos como yo". Es decir, al saber cómo funciona nuestro cerebro, de forma automática, de cara a la inteligencia relacional, nos facilita mucho establecer relaciones positivas, lo que es importante para el trabajo en equipo y para la conectividad en general.

-¿Es necesaria en una cadena de montaje?

-Evidentemente hay trabajos muy mecánicos que podrá hacer una máquina y si la máquina está bien diseñada, esos trabajos no necesitarán de la inteligencia emocional del ser humano, una vez que estén ya pautados. Pero en el momento en el que el paradigma cambie, en que ese proceso tan perfecto se tenga que adaptar, volveremos a tener al ser humano que tenga que realizar esa adaptación. Lo que me parece muy importante es que el ser humano sea capaz de entender para qué quiere utilizar la tecnología, porque si no, puede que nos lleve a un lugar donde no queremos llegar. Es decir, la tecnología nos puede ayudar a hacer un mundo mejor o un mundo con más desigualdad social, más deshumanizado.

-¿Y quién cree que tiene capacidad para controlar que vaya en una dirección o en otra?

-Cada uno de nosotros. Cada uno de los emprendedores tienen una idea de negocio, poniendo en el mercado un producto o servicio que tendrá un determinado impacto en la sociedad. Y en tanto en cuanto esa persona se preocupe por entender cuál es ese impacto y tenga un objetivo bien planteado, seguro que el impacto es positivo. Se habla de cómo está el mundo de mal. Pero el mundo lo creamos nosotros. Si cada uno lo hace lo mejor que puede y con un objetivo mejor en su pequeña o gran área de influencia, el mundo resultante será mejor.

-No todas las personas tienen el mismo poder. ¿Cree que el conocimiento del cerebro humano puede utilizarse por los estados para condicionar al ciudadano o por las empresas al consumidor?

-Lo veo difícil, porque también la tecnología está dando muchísimo poder al individuo, a la opinión personal. Antes una marca si no quería que se supiera algo de ella, no se sabía. Ahora, una persona que haya tenido una experiencia mala con tu marca, te puede hacer mucho daño en las redes sociales. Yo soy optimista respecto al ser humano y no creo que la gente que tiene poder tenga ningún interés oscuro, con lo cual no creo que eso sea un problema.

-¿Dónde están más avanzados en este tipo de investigaciones?

-La administración Obama las está impulsando. Estados Unidos claramente va por delante. Son los que tiran de la investigación. El promotor del proyecto que tienen en marcha, Brain Activity Map, es un español que ha emigrado a EE UU.

-¿Qué aplicaciones tiene?

-Conocer cómo funciona el cerebro tiene muchas aplicaciones y todas ellas tienen mucho impacto económico. No sólo para conseguir que tu gente sea más productiva. Tienen mucho que ver, por ejemplo, con entender cuáles son los procesos degenerativos de enfermedades como el alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas, que tienen un coste para el Estado enorme. El estudio del cerebro también tiene que ver con el desarrollo de la inteligencia artificial, la cual tiene un enorme impacto en los procesos económicos. Conocer cómo funciona el cerebro impacta en muchísimas cosas y por eso se está invirtiendo en entenderlo. Eso sí, es complicado y la neurociencia sólo podrá avanzar al paso que avance la tecnología, porque para estudiar el cerebro tienes que desarrollar una nanotecnología que te permita tener una intervención muy poco invasiva.

-La lógica difusa supone un intento de aproximar a la máquina el pensamiento humano. ¿Cree que se llegarán a diseñar máquinas que puedan tener incluso emociones?

-En eso están trabajando en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, porque como sin emoción no tomas decisiones, una máquina que no tenga emoción necesitará siempre al ser humano. Es muy complejo. Creo que llegaremos, pero no creo que yo lo vea.

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