"Los expertos salieron de la visita con el frio en el cuerpo y con la luz roja encendida. Las termas tienen un alto índice de humedad que rebasa cualquier límite arqueológico recomendable, las paredes rebosan agua y salitre, la posible sala de visitas es tan pequeña que se pierde hasta la tercera dimensión...". Los expertos eran cien personas, arqueólogos en su mayoría, que participaban en unas jornadas sobre las termas romanas del Campo Valdés que organizaba Izquierda Unida.