"Es un recorrido por su vida desde sus primeros años". De esta forma definió ayer Ana Muller el sentido de la exposición que desde mañana se podrá visitar en el Museo Evaristo Valle (Somió) y en la que se exhiben 69 fotografías captadas y positivadas en la época por su padre, el fotógrafo húngaro Nicolás Muller, todas en blanco y negro y en las que está presente "la épica humana", que es lo que los críticos han destacado de la obra de uno de los fotógrafos más señeros del siglo XX.

En la presentación de la muestra, que se inaugura el domingo, a la una de la tarde, Ana Muller estuvo acompañada por el también fotógrafo Nicolás Cancio, quien el próximo día 27 de noviembre, a la una de la tarde, pronunicará una conferencia sobre Nicolás Muller y su obra.

"Nicolás Muller. Fotografías vintage 1934-1960" tiene otra característica esencial: al tratarse de copias positivadas por su autor y que conservaba en su casa Ana Muller, de ahí que la hija del fotógrafo destacase que en las 69 instantáneas se ve "un papel que ya no existe" y "el paso del tiempo". Las fotografías fueron enmarcadas para la exposición, ya que las copias estaban guardadas, con otras, en varias cajas.

Nicolás Muller nació en 1913 en Orosháza (Hungría), un año antes de que estallara la Gran Guerra que se llevó por delante al Imperio Austrohúngaro. De familia judía liberal, se doctoró en Derecho y Ciencias Políticas en 1935, dos años después del ascenso al poder del Partido Nacionalsocialista en Alemania, un hecho que le marcaría la vida.

En abril de 1938 abandonó Hungría tras la anexión de Austria por la Alemania nazi. Y ahí comenzó su periplo vital y geográfico que le llevaría a Italia, Francia, Portugal, Marruecos y España. La última etapa la vivió en Asturias, en Andrín (Llanes), donde falleció el 3 de enero del año 2000.

De hecho, las 69 fotografías de la exposición "abarcan el proceso creativo y vital del fotógrafo: Hungría (1934-1937), Italia (1938), Francia (1938-1939), Portugal (1939), Marruecos (1939-1947) y España (1948-1960), de tal forma que complementa las grandes exposiciones que sobre Nicolás Muller vienen realizándose en importantes instituciones y museos, basadas en nuevas copias impresas por Castro Prieto a partir del escaneado de los negativos, actualmente pertenecientes al Archivo Regional de la Comunidad de Madrid", explican los responsables del Museo Evaristo Valle.

La "épica humana" de las fotos de Nicolás Muller se puede observar, por ejemplo, en los retratos de obreros, pescadores y campesinos que captó con su cámara en Francia e Italia, es decir, "gente que trabaja, retrato social", subrayó su hija, también fotógrafa.

De su etapa en España destacan los retratos que hizo a intelectuales y escritores españoles en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, como Azorín, Cela, Ortega y Gasset o el doctor Marañón, que se pueden ver en las salas del Evaristo Valle, así como varias publicaciones de la época en las que se insertaron fotografías suyas.

Nicolás Muller se estableció definitivamente en España, en Madrid, en 1948, y obtuvo la nacionalidad en la década de los años sesenta. En 1968 se construyó una casa en Andrín (Llanes), tras descubrir Asturias gracias a Fernando Vela, con quien había hecho amistad en su etapa vital en Tánger. A Andrín trasladó su residencia en 1981. Llanes conserva una buena muestra de su obra.