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Pilonga, voceador de prensa

Ceferino Díaz falleció a los 28 años en una fábrica de El Llano, tras haber sido el más popular vendedor callejero de periódicos

Pilonga, voceador de prensa

Seguramente el vendedor callejero de periódicos más conocido en la historia de Gijón fue Pilonga, y sin duda el que con más asiduidad salió reflejado en la prensa local. Era Ceferino Díaz Tamargo, apodado Pilonga, y fue muy popular desde niño voceando por todo Gijón los titulares de la prensa que vendía.

Pilonga murió muy joven, en 1915, cuando tenía sólo 28 años y ya no anunciaba las noticas de "El Noroeste", "El Comercio" o los periódicos de Oviedo y Madrid. Se había casado seis meses antes, trabajaba en una fábrica de El Llano y un accidente laboral le causó la muerte en junio de 1915. Su conducción al cementerio de Ceares fue "un acontecimiento donde participaron en masa los vendedores de periódicos testimoniando así sus honores a quien había sido su maestro".

Los periódicos en la ciudad eran vendidos en las calles, hace un siglo, por ciegos y por niños y jóvenes como Pilonga desde muy temprano. Desde las seis de la mañana los editados en Gijón. Los de Oviedo llegaban por tren a Gijón a las diez de la mañana, y la prensa de Madrid lo hacía con un día de retraso. El caso era venderlos por dos caminos: en los quioscos o en plena calle, voceándolos.

Quioscos en el centro de Gijón alguno había pero en los barrios como La Calzada, El Natahoyo y El Llano ninguno y allí los vendedores callejeros de prensa pasaron a convertirse en un tipo social muy característico, muy populares, muchos de ellos jóvenes gijoneses casi niños. Y eran Pilonga y sus compañeros (Víctor Roza, Isidro Carballido, otro apodado El Torero, también Braulio Díaz, Licario, Filimiques, Castañeru?), los mejores en cuanto a hacer campaña publicitaria al periódico. Por todo Gijón, en esquinas fijas, por ejemplo cerca de los cafés, o pateando incansablemente la ciudad.

Ceferino Díaz Tamargo, Pilonga, fue entrevistado por un redactor de "El Noroeste", que firmaba como K.K. Huet, el 8 de abril de 1904. Da mucha información sobre el tema, y eso cuando tenía 17 años y de hecho controlaba a alguno de los vendedores callejeros más jóvenes que él. Por ejemplo comentaba haber vendido él sólo en un día 500 "Noroestes", pero lo habitual era vender unos cien al día cada vendedor y en ese Gijón de 1904 (hasta 1906 no hubo en la ciudad kioscos de cierta categoría salvo uno en la calle de Los Moros y otro en Corrida) había unos treinta vendedores callejeros de prensa, la mitad de ellos niños.

Decía Pilonga llevar en la tarea desde que tenía nueve años, y que lo habitual para un voceador era ganar 1,50 pesetas diarias. En ese momento "El Noroeste" costaba "una perrina", cinco céntimos de peseta, 0,05 pesetas. Nuestro protagonista trabajaba desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde en esa tarea, y luego se incorporaba al Salón Luminoso como acomodador. En el Salón Luminoso había cine y varietés, y luego cambió su nombre por Salón Doré y, tras la Guerra Civil, por Cine Imperio. Esa sala estaba situada en Begoña, al lado de la que fue sede del Centro Asturiano de La Habana y el edificio se derribó a mitad de la década de 1950. Trabajador Pilonga, sin duda, como todos los voceadores de prensa de esos años. Su venganza, su poder, era vocear las noticias y los periódicos que ellos elegían, subrayando unas, evitando otras y promocionando más un periódico determinado.

A Pilonga nos lo presenta otro diario gijonés, "El Publicador", del 6 de noviembre de 1909, como muy combativo, "un periodista" que era el líder del colectivo de vendedores de prensa callejera. Pilonga murió en el año 1915 y no fue hasta 1919 cuando se fundó en Gijón la Asociación de vendedores de periódicos La Tenaz. Pero en vida Pilonga participó "para formar una sociedad de resistencia de los vendedores y repartidores de prensa", desde el centro obrero de la calle de Anselmo Cifuentes. Sindicalista Pilonga.

La mitad de los voceadores eran niños, pero muy conocido en ese Gijón de hace más de un siglo fue Bernardo Braña, vendedor callejero de prensa, adulto, y ciego. No era el único vendedor ciego también lo eran Tomás el Ciego y Cándido el Ciego, pero Bernardo Braña era el ciego más popular. A finales del siglo XIX, en "El Noroeste", vemos varias veces este anuncio pagado: "El conocido ciego Bernardo Braña se encarga de llevar toda clase de periódicos a domicilio, con sólo dejar aviso en el kiosco de la calle de los Moros". El 6 de agosto de 1901, leemos en "El Noroeste", que cuando Braña estaba cerca de la fábrica del Gas fue agredido pero "el ciego Bernardo Braña devolvió la agresión con el palo que acostumbra a llevar consigo y el desconocido agresor dio con su cuerpo en tierra". Pocas bromas con este Braña.

Por su parte Pilonga era para la prensa en su necrológica "el muchacho con gorra, sonriente y vivaracho que visteis cien veces al día extendiendo el brazo para ofrecer el periódico".

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