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"Vendo, un día con otro, cinco manos, que son 125 ejemplares"

Ayer tuve el gusto de celebrar una interviú con Ceferino Díaz que me ha autorizado para publicar sus interesantes declaraciones y además, barruntando las dudas del lector acerca de la clase y condición del preopinante, me autoriza también para decir que en Gijón lo llaman Pilonga. Es el vendedor de periódicos que con más sonora voz pasea las calles de la villa.

Vive con su madre y una hermanilla a cuyo sostenimiento atiende desde hace tres años, y tiene dieciséis. Nos cuenta Pilonga:

"En Gijón vendemos papel por la calle unos quince rapazos, de los fijos; seis o siete volanteros, y tres ciegos que son Cándido, Braña y las hijas y mujeres de alguno de ellos. Entre todos no llegamos a treinta. Nosotros nos ponemos en la esquina del café Colón. A la seis de la mañana ya estamos esperando "El Comercio" y "El Noroeste" jugando a eso que llaman ahora fútbol (también sportman); en este tiempo da gusto pero en enero, cuando llueve, es mal oficio.

Yo vendo, un día con otro, cinco manos que son 125 ejemplares; otros venden cuatro; Tomás Braña el ciego debe vender por lo menos nueve manos, y Bernardo Braña siete u ocho. Los peores meses para la venta callejera son enero, febrero y marzo, y los mejores julio, agosto y septiembre". (?).

K. K. Huet. Diario "El Noroeste", 8 de abril de 1904

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