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En una manzana de Gijón

"Nunca pensé en dedicarme a otra cosa", reconoce Iván Rubiera tras diez años al frente del negocio familiar de sidra que en Villaviciosa logró su primer premio

Del mismo modo que para los cristianos Dios, Hijo y Espíritu Santo son una realidad, para la religión de la sidra la Trinidad pasa por Gijón, Nava y Villaviciosa. Vencer en uno de estos certámenes es el ansiado objetivo de todos los lagareros asturianos que como Iván Rubiera trabajan sin horario en busca del mejor caldo que satisfaga a los consumidores. Y si encima vienen premios como el cosechado en la Villa, mejor.

En casa de Iván Rubiera, Sidra Contrueces, se busca una "sidra con cuerpo, con sabor que al escanciarla y meterla en la boca te despierte sensaciones que no te dejen indiferente". Elaborada con manzana asturiana, naturalmente, -"cuando la hay", matiza- y proveniente de las pumaradas de Muñó, Cabranes y otros sitios que no desvelan desde un llagar que, con el crecimiento de Gijón, forma parte del cogollo de la ciudad y después de las fiestas de la Virgen del Pilar se ha llenado de manzanas para comenzar a mallar.

Con esta receta logró proclamarse ganador del concurso de sidra natural de Villaviciosa lo que ha supuesto su primer premio desde que su bisabuelo, Manolo de Ángel, y abuelo, Senén Rubiera Rendueles, provenientes de Mareo, comenzasen a hacer sidra para casa y, a lo más, para alguna cantina de los alrededores. En 1982 se instalaron en Contrueces y ahí comenzó la dinastía lagarera que desde hace diez años encabeza Iván Rubiera desde la muerte de su padre. "El premio supone una inyección de ánimo y de ver recompensado el trabajo", señala. Más aún "cuando no estás acostumbrado a recibir premios porque no te lo esperas, eres consciente de que mandas una sidra de calidad pero influye el azar. De las seis finalistas cualquiera podía ganar", reconoce.

En pleno Gijón conviven las dos etapas de la historia de Sidra Contrueces. Una amplia casona que aúna las barricas de madera y aparatajes antiguos que dieron actividad al antiguo llagar, al de los fundadores, y las nuevas tecnologías mecanizadas y que si bien facilitan la costosa labor de producción, también le quitan romanticismo a la faena. "Ahora todo es más rápido, antes disfrutabas más cada época y cada proceso de la elaboración", asume Rubiera que siempre tuvo bastante claro seguir la estela familiar. "Nunca llegué a pensar en dedicarme a otra cosa", sonríe.

Para presentarse al certamen eligieron de entre todos sus toneles la sidra de mejor sabor. A fe que lo era como comprobaron en Villaviciosa. Pero también los habituales consumidores podrán saborear la sidra ganadora porque todavía está sin corchar. "A mitad de noviembre estará en las sidrerías", desvela. Pero el premio sí ha comenzado ya a dar sus frutos. "Desde el primer premio han llamado más particulares para preguntarme dónde estamos y qué horario tenemos para venir a comprar. En cuanto a sidrerías no, todos nos conocemos y cada uno tenemos un mercado, ha sido más la gente particular la que llama", explica. Pero producto hay. "Aunque somos uno de los llagares más grandes que hay, tenemos alrededor del millón de litros de capacidad pero la producción varía mucho de un año a otro", reconoce.

Después de recibir el premio, comenzaron las labores de limpieza y acondicionamiento de los barriles vacíos y así evitar los problemas de moho. Las manzanas comenzaron a llegar poco después del día de la Hispanidad. "Vamos a las fincas, cargamos y descargamos en el manzanero, nuestro almacén, y lo más rápido posible para lavarlo, seleccionarlo y mallarlo o triturarlo en las presas", desvela. "Se extrae el zumo, desde que empiezas a prensar tardas unos dos días y medio hasta que va saliendo poco a poco el zumo", prosigue. Por último, "se mete en un depósito o tonel que cuando está lleno ya empieza a fermentar". "Se trata de hacerlo lo más rápidamente posible; y lo que primero se fabrica, normalmente, por el calor y porque se mete en toneles más pequeños se hace antes", confirma.

Antes corchaban en diciembre pero ahora los plazos son otros. "Es más fácil porque la gente está amoldada a una sidra más lineal por lo que para Semana Santa comenzaremos con la sidra nueva". Quién sabe si también de premio.

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