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BERNABÉ BERCIÁN | Joven guatemalteco que trabaja gracias a la ayuda de la ONG Seronda y que se encuentra en Asturias contando su experiencia en el país latinoamericano

"Guatemala no previene lo suficiente para que los niños no entren en las maras"

"A la gente que llega a la ciudad de lugares pobres no se les da trabajo en mi país porque se les tiene desconfianza, y necesitamos cambiarlo"

Bernabé Bercián, en Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

Bernabé Bercián es uno de los seis jóvenes que estos días se encuentran en Asturias para relatar en primera persona su experiencia en Guatemala, uno de los países más azotados por la violencia y con una mayor tasa de desempleo y exclusión social para los más jóvenes. Él ha logrado estudiar y obtener un trabajo fijo gracias a la ayuda de la organización no gubernamental Seronda, de Gijón. Con su testimonio quiere dar las gracias y llamar a la acción para que otros chavales se beneficien de unas mejores condiciones de vida en su país.

-¿Qué mensaje quieren transmitir a los jóvenes asturianos?

-Venimos con el objetivo de concienciar a los jóvenes de una realidad, de cómo se vive en los países subdesarrollados, ver ese contraste entre una ciudad ordenada a otra en la que no existe el orden, para que puedan valorar lo que tienen, aprovecharlo. Y además queremos agradecer la importancia de su aportación, porque a nosotros nos ha ayudado mucho el apoyo que nos brindan para poder estudiar, tener una oportunidad en una sociedad como la nuestra.

-¿Cuál es la situación de la juventud en Guatemala?

-Vivimos en un país con poca educación, con altos niveles de exclusión. Sólo el dos por ciento de los jóvenes van a la Universidad, y las personas que estudian la ESO o Bachillerato la mayoría trabajan y a la vez estudian; si no tienen trabajo no pueden estudiar. Y a la vez tenemos que luchar contra la violencia, porque Guatemala es el segundo país más violento de América. Buscamos alejar a los jóvenes de la violencia y que entren en un mercado laboral, aunque el desempleo también es muy alto. A la gente que viene a la ciudad de lugares pobres no se les da trabajo porque se les tiene desconfianza, y necesitamos que se genere una confianza hacia esas personas que también tienen sueños y metas.

-¿Son las maras, las bandas violentas, el gran riesgo para la juventud?

-Efectivamente. De ahí la importancia del voluntariado que hacen los propios jóvenes con niños para evitar que entren a la violencia. Como el Estado no previene lo suficiente, no hay recursos, son los mismos jóvenes que están estudiando y trabajando los que aportan aún más tiempo gratis para prevenir que los más pequeños entren en ese círculo de violencia.

-¿Cómo les ayuda Seronda?

-La entidad aporta al funcionamiento del colegio, nos da los recursos para que se puedan pagar los sueldos a los profesores, ayudan a pagar ciertos servicios. Mantienen las bases para que perdure el colegio... Los recursos siempre son necesarios porque el Estado no aporta; la ayuda que nos brindan es indispensable.

-¿A cuántos jóvenes atiende el proyecto?

-A un total de 260, de ellos cien tienen empleo a media jornada. Esos cien empleos corresponden a veinte empresas que se han sumado al proyecto y ofrecen uno o dos empleos. Necesitamos del sector privado para que integre a esos jóvenes como parte de su formación. La tasa de inserción anda por el cinco por ciento.

-¿Qué mensaje lanzan al gobierno del Principado?

-Lo primero es el agradecimiento por todo lo que nos han aportado. Queremos que sepan lo importante que ha sido en nuestras vidas, porque hemos podido obtener un trabajo fijo que a su vez nos ayuda a colaborar con otros jóvenes. Tenemos que servir a los niños y jóvenes que no han tenido esa misma oportunidad. Les pediremos que nos sigan ayudando porque lo que se nos ha dado lo hemos aprovechado y seguimos en la lucha.

-¿Qué piden a sus gobernantes?

-Que repliquen este modelo, que involucra al sector privado, que educa y que genera empleo. Todos necesitamos oportunidades.

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