El pasado día 3 se cumplieron ciento veinte años del nacimiento en Gijón de Matías Conde. Una de esas fechas redondas que ha facilitado el acto de justicia con que la Academia de la Llingua Asturiana (ALLA) ha recordado la efeméride: la edición facsimilar del poemario "Sol en los pomares", posiblemente el libro más notable en asturiano que dio la generación de autores exiliados como consecuencia de la derrota republicana en la Guerra Civil.

Una noticia relevante para la cultura asturiana. Han tenido que pasar nada menos que sesenta y ocho año para poder acceder a este hermoso libro, tal cual fue impreso en México por la editorial Malvís (ojo al nombre del sello) en 1948, con prólogo de José Vasconcelos e ilustraciones de Germán Horacio. Otro exiliado gijonés este último, hijo del escritor Pachín de Melás, diseñador de la moneda republicana que acuñó el Gobierno Soberano de Asturias y León, además de sobresaliente artista plástico. Otro artista del que los asturianos empiezan a recuperar obras por los buenos oficios del Muséu del Pueblu d'Asturies. El libro se publica ahora por una ayuda de la Concejalía de Educación y Cultura de Gijón. Se presentó el pasado jueves en el Antiguo Instituto en un acto en el que participaron la presidenta de ALLA, Ana Cano, y su antecesor en la citada institución, Xosé Lluis García Arias, autor además de una sustancial introducción que se añade a esta edición facsimilar.

Es cierto que el entonces Instituto de Estudios Asturianos (IDEA) publicó en 1976, una vez muerto Franco, una edición de "Sol en los pomares". Decidió sin embargo, incomprensiblemente, excluir uno de los poemas del libro, el titulado "El solar de don Pelayo o el romance de los cuatro morangos": "Tricornios de los ceviles,/ negros tricornios, más negros/ que la cara de los moros/ que vinieron de tan lexos/ a manchanos esti suelu/ qu'en xamás pisaron 'perros'". No es difícil ver en estos versos de Conde, sólo que traídos a la Asturias lejana pero intensamente recordada de su poesía, los ecos del romance que dedicó Federico García Lorca a la Guardia Civil: "Los caballos negros son...".

Matías Conde, que nació en Gijón en 1896, fue profesor de la Escuela de Estudios Mercantiles de su ciudad natal, además de trabajar en la banca. Militante de Izquierda Republicana, el partido de Manuel Azaña, ejerció como secretario de la Consejería de Comercio del Gobierno de Asturias y León. Tras la caída del frente norte republicano, con la toma de Gijón por las Brigadas Navarras en octubre de 1937, Matías Conde marchó al exilo. Primero se refugió en Francia; más tarde en México, uno de los países que mejor acogió a los republicanos españoles.

Los versos de "Sol en los pomares", volumen que incorpora el explícito subtítulo "Poemas de Asturias", están regidos por ese sentimiento de nostalgia que los asturianos llaman "señaldá". Así lo subraya García Arias en su introducción, donde analiza también algunas de las peculiares características del asturiano que escribe Matías Conde. "Es la expresión de una cultura que lucha por su desaparición", dijo Begoña Díaz González en el artículo "La literatura asturiana de posguerra (1934-1974)", un trabajo incluido en la "Historia de la literatura asturiana" que coordinó Miguel Ramos Corrada.

Matías Conde es un poeta que conoce bien la métrica y la maneja con soltura: de las composiciones de arte menor al soneto. Aunque muchos de sus textos tienen interés y muestra más ambición que la mayoría de esos autores asturianos de posguerra, "Sol en los pomares" es un libro que ya manifiesta el retraso estético acumulado por la poesía asturiana hasta los libros de algunos de los autores del "Surdimientu".