Es difícil perderse. Ya unos metros antes de llegar a la puerta se escuchan carcajadas, risas y aplausos, los sonidos de la diversión más pura, que sirven como prólogo de lo que ocurre dentro de la sala. Como cada miércoles, la asociación de mujeres Re-cuerdas organiza una sesión de risoterapia, en la que las asistentes se lo pasan pipa.

"Este proyecto nació para ayudar a mujeres que sufren o han sufrido problemas de salud mental, como depresiones o ansiedad, además de aquellas en riesgo de exclusión social", explica Laura Fernández, terapeuta de la asociación, "aunque hoy en día, gracias al boca a boca, ya vienen mujeres que no necesariamente sufren ninguna de esas patologías, con el único fin de disfrutar, pasárselo bien y aprovechar un buen rato con sus amigas".

Así, una decena de mujeres de todas las edades no paran ni un segundo de reírse y disfrutar durante la hora que dura la sesión, que a más de una se le termina por hacer corta.

Dicción de frases utilizando únicamente una vocal, carreras para quitarse la silla una a otra echando mano de la picardía, burlas bienintencionadas entre amigas e incluso algún secreto de esos poco confesables que terminan por salir a la luz, son la hoja de ruta de esta terapia. Todo, con un fin primordial: dejar de lado la vergüenza y, por encima de todo, pasárselo bien.

"Lo que buscamos es que salgan de casa y tengan la mente ocupada", explica Fernández, quien lleva la voz cantante de la sesión, aunque alguna de las más veteranas amenaza con subírsele a las barbas. Mientras, la que no baila un twist se arranca con unas sevillanas o canta el "Asturias patria querida", todo enmarcado en los diferentes juegos organizados por la coordinadora, en los que confluyen diversión, ingenio y ejercicio físico.

Al final de la sesión, quien más quien menos, entre carreras y carcajadas, acaba acalorada, con el pulso acelerado y la respiración entrecortada. Para terminar, una ronda de chistes de todas las tipologías posibles y un abrazo colectivo. Hasta el próximo miércoles hay tiempo para volver a coger aire y expulsarlo en una sonora carcajada.