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IGNACIO MÁLAGA DIÉGUEZ | Responsable de neuropediatría en el HUCA

"El daño cerebral adquirido en niños va en aumento en los últimos años"

"En la nueva terapia todo es entrenamiento; si tengo un problema para organizarme, alguien tiene que volver a enseñarme"

Ignacio Málaga, ayer, en el Hospital de Cabueñes. ÁNGEL GONZÁLEZ

Ignacio Málaga Diéguez es el responsable de la unidad de neuropediatría del Hospital Universitario Central de Asturias. Ayer participó en la III Jornada de daño cerebral sobrevenido organizado por la Fundación Aldaces. Un encuentro de profesionales que este año se han centrado en el análisis de lo que ocurre "Regresando a casa", como reza la jornada, es decir, en el reto que se presenta a las familias cuando los pacientes son dados de alta en el hospital y regresan a su domicilio. Un problema especialmente delicado en el caso de los niños, para los que ya se aplican nuevas terapias con el fin de minimizar el daño cuanto antes.

-¿Cuál es la incidencia del daño cerebral en los niños?

-La incidencia entre los niños no está bien determinada, hay mucha variación: hay países que tienen más incidencia y depende de hasta dónde se considere la edad pediátrica, hasta los 14 o los 16 años o 18. Lo que es indudable es que está en aumento, cada vez hay más niños con secuelas neurológicas.

-¿A qué se debe?

-A los accidentes de tráfico, a los tumores y a las propias patologías neurológicas. Y cada vez hay más porque cada vez son mejores los hospitales, las uvis cada vez trabajan mejor, los niños sobreviven más afortunadamente, pero quedan esas secuelas que generan unos déficits que hay que intentar solucionar.

-¿De cuánta población estamos hablando?

-En España sobre todo hay datos de adultos. Se estima que hay unas 400.000 personas. En niños no tenemos una cifra oficial, pero en el servicio de Neurología Infantil del HUCA entre un 5 o un 10 por ciento de los pacientes que atendemos tienen un daño cerebral adquirido.

-Una vez que se produce el daño, ¿cómo lo afrontan en la unidad?

-Los neuropediatras afrontamos la fase más aguda, de diagnóstico y tratamiento inmediato. Pero tenemos que tener en cuenta también las secuelas a largo plazo. Para ello se intenta una rehabilitación global desde lo físico, para los problemas de desplazamiento y movilidad con terapeutas y rehabilitadores. Y también el problema de lenguaje con foniatras y logopedas, y de los problemas de funcionamiento cognitivo, la inteligencia, el aprendizaje, la memoria. Es algo muy reciente, que estamos teniendo en cuenta ahora y que está empezando a trabajarse.

-¿Se tiraba la toalla hasta ahora?

-Hasta ahora la gente hacía lo que podía. En el colegio los profesores adaptaban contenidos, quien podía accedía a un terapeuta ocupacional, los psicólogos iban haciendo sus "apaños" para mejorar la vida del niño, y ahora lo que se busca es una terapia mucho más estandarizada, que todo el mundo haga lo mismo para tratar de mejorar lo máximo con técnicas que son útiles.

-¿En qué se basan esas nuevas terapias?

-Todo es entrenamiento. Si yo tengo un problema para organizarme y ejecutar cosas, alguien tiene que volver a enseñarme, mostrarme estrategias para compensar lo que he perdido. Si tengo problemas para memorizar me tienen que enseñar técnicas para hacerlo de una forma diferente o algo tan sencillo como darme herramientas para ayudarme. Se trata de un enfoque práctico, ayudarle a recuperar cosas perdidas.

-¿Es una tarea de equipo?

-Efectivamente. Nosotros hacemos labores de diagnóstico y de seguimiento, pero el grueso del tratamiento recae en los terapeutas del día a día, todos integrados, coordinados con las familias, y los colegios, que es donde pasan los niños el tiempo.

-¿Se puede hacer algún tipo de labor de prevención?

-Es muy complicado. En lo que nos atañe a nosotros, y en lo que está relacionado con tratamientos, se buscan los más efectivos y con las menores secuelas posibles, algo que no siempre es posible. Los daños por radiación en los tumores infantiles existen, pero siempre buscamos la dosis menos agresivas, que destruyan las células malas pero no lesionen las buenas, y este límite no siempre es posible encontrarlo.

-¿Es un campo llamado a evolucionar mucho a corto plazo?

-Antiguamente no había nada de esto. Sólo había terapia física, rehabilitadores, la terapia más clásica, algo que ya está implantado en los adultos. Ahora estamos viendo que en los niños es muy importante, porque un niño tratado y rehabilitado va a ser un adulto mucho más funcional e independiente. Tiene mucha importancia ahora y para los adultos del futuro.

-¿Se llega a las rehabilitaciones completas?

-Depende de la lesión. Hay lesiones pequeñitas que en las que probablemente se puede conseguir una rehabilitación muy grande, casi completa. Pero desgraciadamente hay lesiones graves en las que sólo podemos buscar minimizar el daño lo máximo posible.

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