"Soy de Cimavilla, de la cuna de Gijón". José Aurelio Llorens (Gijón, 1943) párroco de La Sagrada Familia, que engloba el barrio de Contrueces y parte de Montevil, es desde el martes el nuevo arcipreste de Gijón, en sustitución de Juan Manuel Hevia, tras su marcha del Buen Pastor de Ceares a San Pedro de Pola de Siero. Llorens se ordenó párroco en 1975, y tras pasar por las iglesias de San Miguel en Pumarín, La Purísima en Nuevo Gijón y el Buen Pastor en Ceares, llegó a Contrueces en 1979, donde continúa a día de hoy su labor pastoral. Siente respeto por el nuevo cargo, pero no olvida que su reto diario sigue siendo "provocar el encanto de lo que es la vocación cristiana".

-¿Qué supone para usted ser el nuevo arcipreste de Gijón?

-En primer lugar temor, porque es un papel complicado, hay que estar al tanto de muchas sensibilidades para respaldar el trabajo pastoral que tenemos que realizar entre otros. Tengo mis reservas, y así se lo dije al Obispo.

-Pese al temor, ¿supone un orgullo acceder a un cargo en el que ha sido elegido de forma mayoritaria por sus compañeros de diócesis?

-Sí, porque no me imaginaba que tenían expectativas en mí para que les representase. Hasta ahora lo hacía en la Comisión Económica del Clero, y ahora paso de ser vicearcipreste a ser el arcipreste.

-¿Qué tareas debe afrontar el arcipreste de Gijón?

-Crear un clima de trabajo en común. Existen diferentes de tono, intensidad o creatividad. Ser arcipreste supone armonizar en la medida posible todo eso. Además el Arciprestazgo de Gijón es el que más parroquias tiene de Asturias y es un reto importante asumirlo.

-¿Qué retos se marca?

-En torno a los Sacramentos y a la Liturgia, hay que buscar incrementar la creatividad y expresión de la misma en las diferentes estaciones del año litúrgico, como la preservación de los nuevos legionarios, o ahondar en el tema de los jóvenes.

-¿Es una de las prioridades la necesidad rejuvenecer las parroquias gijonesas?

-Sí. Es cierto que se registra una ausencia bastante considerable de jóvenes. Pero hay un núcleo importante de parroquias que tenían reuniones mensuales para hacer encuentros de oración, pero creo que aún así se debería hacerse algo más.

-¿Cómo debería hacerse más cercana la Iglesia?

-Cada parroquia, dentro de su capacidad, presentará puntualizaciones a los jóvenes. Pero otra cosa es el eco de respuesta; si no hay acogida queda todo como una gran oferta, pero que la gente, por vivir en otra sensibilidad, no acepta ni acaba de comprender.

-¿La figura del Papa Francisco está ayudando para acercar ese mensaje?

-Su mensaje es de una frescura evangélica impresionante. No solo para jóvenes, sino para adultos también. Son discursos muy bien pronunciados, pero que requieren una lectura posterior para reflexionarlo.

-Para muchos de los que no casan con la Iglesia, la figura del sacerdote, quizás por su cercanía, llega a calar de una manera distinta con una complicidad diferentes a otros estamentos eclesiales. ¿Nota esa circunstancia?

-Te valoran más que nada los que tienen interés por su vocación cristiana. A esos niveles entienden que te valoran como cura. Pero es cierto que en la calle hay personas que han sabido valorar la labor del párroco, presentando diferencias con otros estamentos eclesiásticos. Hay personas que sencillamente, aunque no vengan a la iglesia, saben apreciar la misión de un cura en una parroquia, y valoran eso más que otras presencias eclesiásticas de más responsabilidad.

-¿Cómo es el barrio de Contrueces?

-Es obrero, y sufre las consecuencias del desconcierto de no tener trabajo mucha gente. Es gente buena y religiosa. Unos cultivan la religiosidad más que otros. La parroquia también abarca una parte de Montevil.

-¿En qué momento ve la ciudad de Gijón?

-No puede estar en un buen momento la ciudad cuando hay muchas lagunas por falta de trabajo, desequilibrios e inseguridad económica.

-La Iglesia ha sido uno de los puntos de encuentro para muchas familias necesitadas durante la crisis.

-Donde primero acude la gente es precisamente a la iglesia. Tenemos un límite de ayuda, porque no está todo en nuestras manos, y también existen otra serie de recursos. Pero la Iglesia hace una labor supletoria que puede tener una parte de ayuda, pero no toda.

-¿Cuáles son los retos que tiene que afrontar la parroquia de Contrueces?

-Provocar el encanto de lo que es la vocación cristiana. Muchas cosas que fallan en el ambiente es que mucha gente desconoce el atractivo que tiene la vocación cristiana.