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La carrera infinita de Carlos Palomino

El alumno de la UNED suma una quincena de títulos entre licenciaturas, grados y másteres, y está embarcado en varios estudios académicos a la vez a sus 47 años

Carlos Palomino, abriendo puertas en la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

Si Carlos Palomino colgara en el salón de casa todos sus títulos tendría que acabar extendiéndose a la cocina. Y a lo mejor tendría que seguir por el pasillo. Porque a sus 47 años, el cántabro acaba de recoger en el centro asociado de la UNED en Gijón el último de una larga lista de licenciaturas, grados y másteres. "Quince o dieciséis, ya no me acuerdo bien no sé si se me olvida alguna", asegura este estudiante incansable afincado en Asturias desde hace años.

Es la suya una carrera de largo recorrido, en la que ha habido tiempo para casi todo. Porque Palomino es en la actualidad empleado de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, pero su currículum laboral comenzó mucho antes, a los 14 años y en Santander. "He trabajado vendiendo lotería, cuidando caballos y fui camarero en el bar El Cormorán de Santander, donde acabé siendo maître. Esto último lo hice para pagarme la carrera de Ingeniería de Caminos, que fue la primera que hice", recuerda.

Los dos últimos años de carrera "hice prácticas en el Puerto de Santander, desde donde pasé a Dragados y Construcciones. Acabé en Madrid, en las obras del AVE a Zaragoza, y luego fui jefe de obra de túneles; estuve en el tramo de la Autovía del Cantábrico entre Llovio y Caravia, luego pasé al colector de Avilés y aquí me quedé; desde el 2002 resido en Oviedo y sigo con mis estudios desde aquí", cuenta.

Fue el inicio de una relación con los libros y el saber que lo ha llevado a tocar casi todos los palos, eso sí, siempre "de la rama de las matemáticas". Y así, después de acabar su primera licenciatura en Cantabria, le "empezó a llamar la atención Industriales, pero para poder meterme en esos estudios tuve que hacer antes el grado en Obras Públicas y el grado en Obra Civil", enumera. En el año 2011 empezó Minas en Mieres, el paso previo para cursar los grados de Ingeniería Minera, Energía, y Recursos Energéticos y Mineros. Y energía no le falta.

No contento con ello, ha cursado en los últimos tiempos una buena colección de másteres: "De análisis y gestión de emergencias y desastres, de prevención en riesgos laborales y de formación del profesorado en Matemáticas", relata Carlos Palomino.

Además de todo eso, en unos días presentará el proyecto del Máster en Dirección de Proyectos, y ya tiene listo el proyecto fin de carrera de Ingeniería Superior de Minas. Y para cuadrar el círculo, le faltan apenas dos asignaturas para finalizar Arquitectura en la Universidad de Zamora, un reto que se le está complicando porque "las asignaturas son presenciales, no me permiten estudiarlas a distancia y no puedo asistir a diario a Zamora", indica. Lo que sí puede hacer, y de hecho está a punto de culminar, es el grado en Ciencias Ambientales y un doctorado en Seguridad.

Todo ello se trae entre manos a la vez, y sin mayor problema. De hecho, tiene tiempo de sobra para dedicárselo a sus tres hijos, de 11, 9 y 6 años, a los que lleva a actividades extraescolares y al parque. Es más, incluso le queda tiempo para dedicárselo a sí mismo y sus aficiones.

"También toco la gaita y practico cuando tengo tiempo, me gusta salir en bicicleta y hacer alguna ruta cuanto puedo y en los últimos meses me he puesto a sacar también el título de capitán de yate, sólo estoy pendiente de las prácticas, a ver si aparece un voluntario que me deje el barco", bromea Palomino, quien quita hierro al asunto de sus múltiples títulos y grados.

Tal y como explica, es cuestión de organización y de afición. "Todos los años invento algo nuevo, me gusta empezar cosas y las hago por gusto, aunque sea un par de asignaturas de cada cosa", indica. Porque, además de seguir ampliando conocimientos en variados campos, el hábito del estudio y la concentración le sirven para "memorizar y recordar, es un buen ejercicio", asegura. Lo que sí ha descartado es "ir a por nota; me conformo con ir sacando las asignaturas poco a poco; pretender encima sacar buenas notas sería ya demasiado esfuerzo", asevera con una sonrisa.

Además de ejercitar la mente, lo suyo con el estudio es un buen ejemplo también para sus tres hijos. "La verdad es que les gusta estudiar, y como me ven a mí, pienso que también puede ser bueno para ellos; de momento demuestran curiosidad por las cosas y en general diría que son buenos estudiantes aunque aún es pronto", indica.

Lo que ha logrado de momento es "convencer a mi mujer para que ella también estudie algo más, y se ha matriculado en un máster jurídico". Ella, por su parte, no se toma tan a pecho el seguir rodeada de libros.

Pero muestra sonrisa orgullosa cuando su marido sigue engrosando su peculiar colección de títulos. El pasado inicio de curso en la UNED acudieron todos juntos, en familia, con los niños incluidos, a acompañar al padre a recoger su último título como egresado de la Universidad. Uno más para un salón repleto, que amenaza con no ser el único de un currículum maratoniano.

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