Un caza ruso, que sobrevoló la costa de Gijón, obligó al Ejército del Aire a movilizar dos aviones de combate el pasado jueves día 17. La aeronave, Sukhoi-35, provocó un despliegue de seguimiento aéreo cuando volaba por el Cantábrico, aunque siempre permaneció fuera del espacio aéreo español, a 12 millas. El caza fue interceptado a la altura de El Musel por dos reactores F-18, pertenecientes al Ala-15 de Zaragoza.

El avión atravesó el frente marítimo de Portugal, Galicia y también alcanzó Cádiz y Huelva, según informó el "Diario de Sevilla". Antes fue seguido por aeronaves de otros países durante su maniobra de "traza de tanteo", como así se llaman los vuelos de la fuerza aérea rusa cuyo objetivo es calibrar los tiempos de reacción y buscar fallos en procedimientos de respuesta defensivos de países europeos, según explican fuentes militares.

De hecho, según confirmaron a este periódico esas mismas fuentes, no es la primera vez que ocurre. El pasado mes de septiembre, dos bombarderos Túpolev 160, conocidos como Blackjack en la terminología OTAN, realizaron la misma maniobra de provocación, sin llegar a violar los espacios aéreos de países europeos. En esta ocasión llegaron hasta la costa vizcaína, donde dos F-18 españoles les siguieron de cerca. Luego dieron la vuelta y regresaron hacia el Norte. El pasado jueves, la incursión de la aeronave rusa siguió hacia el sur y provocó la intervención de dos cazas portugueses. Así, puede ocurrir que no sea la última vez que un caza de Rusia vuela cerca de la costa asturiana en uno de sus ejercicios de provocación y tanteo que recuerdan a la guerra fría.