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Examen fin de carrera

Moriyón tuvo guiños para los empresarios y los clubes deportivos y no despejó dudas sobre su futuro político

Carmen Moriyón, durante su intervención en el Foro de la Nueva Ciudad, en Madrid. F. R. G.

Carmen Moriyón trenzó ayer en Madrid un discurso bien soldado. Se había preparado a conciencia la Alcaldesa su presentación política en la Villa y Corte como un examen. Aquella cirujana recién llegada a la política local en 2011 ha cambiado los tics por guiños. Y hubo unos cuantos ayer desde el estrado.

Los primeros para su ciudad como tal, para la Gijón "smartcity". De la ciudad inteligente que vino a defender dijo que además de inteligente era sabia "por lo que tuvo que luchar tanto tiempo en solitario, que siempre se tuvo que hacer a sí misma, sin apoyaturas institucionales".

También hubo guiños a sus ciudadanos, miembros de una sociedad local "rica y participativa que no da tregua al Ayuntamiento, que te obliga a ir a cada barrio con una libreta y un boli en la mano". Y que "ama incondicionalmente". Y puso como ejemplo a la afición del Sporting, "miles de personas vacunadas de derrota".

Teniendo como tenía delante una representación del empresariado gijonés, no escatimó halagos a la labor de los patronos, "los empresarios empleadores", según sus palabras, a los que "los gobiernos crean dificultades poniendo mil trabas. Y las empresas no son bases imponibles, sino yacimientos de empleo". Hubo guiños para el Grupo Covadonga, "una ciudad dentro de la ciudad", y para el Santa Olaya, y para el Parque Tecnológico. Por haber guiños los hubo hasta para Cristina Coto, presidenta de su partido, también presente en la sala.

No jugó la Alcaldesa al ataque, contemporizó. No trazó el brochazo tenebroso que dibujó minutos antes su presentador. Ni siquiera cuando le preguntaron si le parecía que Javier Fernández desatendía a Asturias por atender a la gestora del PSOE. "No me gusta meterme en casa ajena, ni en la organización de cada partido", dijo. "Creo que Asturias necesita líderes que tengan impulso, que vengan a Madrid a pelear por Asturias, porque Asturias no tiene peso en Madrid".

Ni siquiera se despachó, como ocurría antaño, contra la "herencia socialista", salvo para recordar el embrollo de las cocheras de Emtusa, "que costaron como el Guggenheim", y apuntar que cuando se gobierna durante 32 años, "y sin oposición, la red clientelar coloniza la Administración".

Sobre la "entente cordiale" con Xixón Sí Puede dijo que, tras las elecciones de 2015, "legítimamente podía gobernar la izquierda, pero no se pusieron de acuerdo. A partir de ahí, día a día, nosotros buscamos apoyos para trabajar por Gijón. Y no es tan difícil en la municipalidad llegar a acuerdos. Lo que es bueno para Gijón hay que apoyarlo. Y soy optimista sobre aprobar los presupuestos, con el voto de unos y la abstención de otros". A buen entendedor...

Y no despejó de manera contundente las dudas sobre su futuro político: "Lo he firmado, dejo el Ayuntamiento y vuelvo al Hospital de Cabueñes", pero dejó caer un enigmático "y lo que sea después será lo que tenga que ser". Se apuntaba al principio que el examen de Madrid lo llevaba Moriyón bien preparado. ¿Era un examen fin de carrera? Políticamente, esa valoración parece estar hoy en el aire.

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