Los vecinos de Ceares aprovecharon ayer la celebración anual de la fiesta de San Andrés para rendir un sentido homenaje a los sacerdotes de su barrio. Pero no sólo a los que han pasado por la sacristía de su iglesia. Los vecinos también se acordaron de los curas que nacieron y crecieron en las calles de Ceares aunque después se fueran lejos a predicar. Por eso entre los homenajeados que recibieron la Cruz de San Andrés se encontraban -además del excura del barrio Pedro Tardón-, el director del Colegio Corazón de María de Gijón, el Padre Simón, y el diácono Alberto José González.

"Llegué a esta parroquia hace 30 años, poco después de que falleciera mi hermano, que había sido el sacerdote de aquí durante medio siglo. En este tiempo la zona ha cambiado mucho, ya casi ni conozco a los vecinos y no tenemos apenas comercios. Para tomar un vaso de vino o comprar el periódico sólo nos queda la gasolinera que nos han puesto aquí delante", relató poco antes del homenaje el actual sacerdote de Ceares, José Luis Montero, emocionado de verse tan bien rodeado. "Nos enorgullece tener aquí a un diácono como Alberto José González y a viejos conocidos como el Padre Simón, que se crió aquí al lado, en la calle Bendición y con el que aún a día de hoy tengo mucho trato", señaló el religioso. Y después del homenaje, tocó celebrar misa.

Pero ahí no acabó la fiesta. Una vez concluido el oficio religioso -en el que además de los homenajeados estuvieron presentes el Arcipreste Adolfo Mariño y el cura del hospital de Jove Javier Vilumbrales-, los asistentes a las celebraciones pudieron disfrutar de una procesión por las calles del barrio y de un magüestu al aire libre en el que los vecinos pudieron disfrutar de un mediodía soleado.