La Policía Nacional detuvo el pasado lunes a un vecino de la zona centro de 51 años acusado de traficar con cocaína. Lo curioso del caso es que fue el hijo del arrestado quién dio la voz de alarma de lo que sucedía en la vivienda de su progenitor. El menor alertó a los agentes tras advertir la presencia frecuente de toxicómanos en la vivienda.

Los hechos tuvieron lugar en torno a las cuatro y cuarto de la tarde. El menor llamó entonces al 091. Aseguró que estaba solo en casa y que tenía miedo "porque le estaban picando en el timbre personas extrañas a la vivienda". Cuando llegaron los policías el pequeño les enseñó en lugar en el que su padre guardaba la droga que luego distribuía entre personas como las que en ese momento le estaban llamando a la puerta. Una vez localizados los estupefacientes, los funcionarios policiales establecieron un dispositivo para la localización del padre del menor y su arresto. El acusado fue localizado en su lugar de trabajo.

Durante el registro del domicilio los agentes de la Brigada de Seguridad Ciudadana registraron por completo el domicilio del detenido y se encontraron 16 envoltorios con una sustancia blanca que resultó ser cocaína. En total el ahora imputado guardaba en casa 72,9 gramos de esta droga además de 1.900 euros en efectivo. Un dinero que supuestamente provenía de la distribución de droga entre los pequeños consumidores. Al presunto traficante también se le requisó una báscula de precisión con la que el acusado pesaba los estupefacientes.

El gijonés contaba con antecedentes penales por malos tratos y tráfico de drogas. La Policía le puso ayer a disposición del juzgado que se encontraba realizando las labores de guardia. El niño, que se encontraba en perfecto estado de salud según relató ayer una portavoz de la Comisaría, quedó bajo la custodia de su abuelo materno ya que en el momento del arresto del padre la madre no se podía hacer cargo del pequeño.